El último tejedor de canastos en un mundo de plástico

Antes de que el plástico invada las góndolas, los canastos de mimbre eran menester del colono para transportar sus productos frescos. En Puerto Rico queda un hombre que mantiene viva esa tradición.

El último tejedor de canastos en un mundo de plástico
El último tejedor de canastos

Rodolfo Luft (82) nació en Línea Paraná, cerca de Puerto Rico, en 1937, hijo de padres inmigrantes. Se crió en la chacra junto a 10 hermanos colaborando de muy pequeño en las variadas tareas que demandaba la unidad productiva de los agricultores de aquel tiempo.

El último tejedor de canastos
El último tejedor de canastos

Tejer canastos de mimbre formaba parte de la rutina del colono, ya que eran accesorios indispensables tanto en el hogar como en el proceso de recolección del maíz, mandioca, zapallos, batatas, sandías, naranjas, uvas, etc. La cosecha manual se cargaba en los canastos y de ahí era transportada hasta el carro o acoplado.

Un colono que acompañó el devenir de profundos cambios tecnológicos en los quehaceres del campo, hoy en la etapa de su merecido descanso, sigue practicando el tradicional oficio de tejer canastos y nos regala un viaje a nuestro pasado pionero.

El último tejedor de canastos
El último tejedor de canastos

"Aprendí a hacer canastos de niño. Un tío y algún hermano mayor hacían canastos en casa donde había abundante mimbre. Ahí empecé a probar y pensé "lo que estos saben, yo también sé hacer". Y así fui probando hasta que me salieron más o menos parecidos.

Hacer canastos no es tan fácil pero tampoco imposible. Se necesitan varas de mimbre que se cosechan en invierno cuando la planta pierde las hojas y sus tallos están verdes y flexibles. En otras épocas es imposible trabajarlas. La principal herramienta es un cuchillo con punta y buen filo.

El último tejedor de canastos
El último tejedor de canastos

Primero sobre el piso se va armando la base. Luego se levantan las paredes, como si fuera una casa. Se requiere fuerza en las manos para "asentar" las varas y darle solidez al trabajo. Después de un día de tejer canastos, por la noche "me doy cuenta que tengo dedos". El último paso es recortar algunos palitos que sobresalen de la trama para que quede bien prolijo.

Cuando irrumpen en el mercado todo tipo de recipientes plásticos, se dejó de hacer canastos de mimbre.

El último tejedor de canastos
El último tejedor de canastos

"Yo ya no los necesito. Lo sigo haciendo con mimbre que me acerca la gente, un poco como hobby y otro poco por tradición. Soy consciente que si no hay algún joven artesano que haga esto hoy en día, debo ser el último tejedor de canastos de mimbre".

Fuente y fotos: Hacia el Centenario - Leonor Kuhn