El dólar “blue” abandonó la tendencia bajista que se había instalado luego de las elecciones presidenciales del 22 de octubre y a causa de una serie de factores confluyentes se reactivó la demanda y la cotización en el mercado informal se elevó $ 60 para culminar la rueda a $ 950.
Desde el pico de $ 1200 que se había pagado a 48 horas de las elecciones generales, el billete había acumulado una caída superior a los $ 300 debido a que el resultado había debilitado la idea de la dolarización.
La pendiente se mantuvo hasta este jueves donde los inversores decidieron retomar el proceso de cobertura a escasos 10 días del balotaje que definirá al futuro presidente.
En tanto, las operaciones en la Bolsa de Comercio mostraron una tónica similar. El MEP subió 2,7% a $ 863,30, mientras que el Contado con Liquidación (CCL) avanzó 5,7% a $ 870,48. La brecha de más de $ 110 y $ 120 de estas variantes respecto del “blue” habilitó nuevamente el tentador “rulo” entre estas cotizaciones.
“Los operadores continúan expectantes del escenario cambiario post balotaje en vista al atraso que se ha venido acumulando, la curva de futuros y la próxima finalización del dólar exportador, lo cual anticipa que podría llegar una nueva estrategia según sea el resultado electoral”, señaló el analista Gustavo Ber.
En la formación de expectativas la noticia que alertó al mercado es la posición que adoptó el Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto a la próxima revisión del acuerdo que habilita el giro de US$ 2600 millones.
Fuentes del organismo hicieron trascender que “no hay fecha” fijada para la auditoría, según consignaron agencias de noticias internacionales.
De esta forma y de manera absolutamente premeditada –tal como venimos anticipando-, el organismo comienza a condicionar al próximo gobierno sea cual fuera el resultado de la elección.
El FMI, con aval de la actual administración, fijó para noviembre la sexta auditoría para habilitar un nuevo desembolso cuando ya se conocía el calendario electoral.
Sin revisión no habrá “Staff Report” hacia el Directorio del FMI y por consiguiente no se efectuará el giro. Ese dinero estaba calzado con pagos por U$S 1.600 millones que la Argentina debía cancelar en noviembre y diciembre. El pago de este mes se consolidó el lunes y dejó a las reservas brutas debajo de los U$S 21.000 millones. Cabe recordar que para completar el pago, el Banco Central tuvo que apelar a fondos provenientes del swap con China.
Parte del dinero del desembolso ahora postergado también estaba “calzado” con vencimientos del primer bimestre de 2024 por unos U$S 2.700 millones.
En consecuencia, apenas asuma el próximo gobierno deberá conseguir créditos puente para no caer en default con el organismo hasta que logre cerrar un nuevo acuerdo.
Por otra parte, el martes próximo el BCRA ajustará la cotización del dólar oficial a $ 353, desde los $ 350 actuales, para a partir de ese momento iniciar una política de “crawling peg” (devaluaciones diarias).
El ministro de Economía, Sergio Massa, prometió que la depreciación sería del orden de 3% mensual, pero los inversores dudan y creen que deberá ser de mayor magnitud debido a los atrasos acumulados. En los tres meses de vigencia de esta cotización la inflación fue del orden de 35%.
Massa también aseguró que no habrá devaluación post electoral, palabra sobre la que los agentes financieros mantienen serias dudas.
Otro de los datos que evalúan los inversores es el anuncio de Massa de que en caso de ser electo presidente tomará decisiones desde el 20 de noviembre para “ordenar la transición”. Al ser feriado, se le facilitará el anuncio y la implementación de algunas de sus primeras medidas de gobierno, al menos en el plano económico.
Por su parte, el Banco Central compró en la rueda de este jueves US$ 34 millones. De esta forma en el mes acumula un saldo positivo de US$ 134 millones.
La consultora ABC, especialista en el mercado de cambios, advirtió que “continúa todo muy trabado” y sostuvo que “hasta que no aparezcan más dólares seguirá de esta manera sin autorizaciones y con muy pocos productos habilitados a transferir”, en referencia a las operaciones que se realizan en materia de comercio exterior.
En ese sentido, los importadores mantienen sus quejas por la demora en las aprobaciones y por la discrecionalidad con la cual se manejan.