La industria pisó el freno hace varios meses y se multiplican las señales de alarma sobre su evolución en las próximas semanas a partir de acentuarse las restricciones a las importaciones que impactan de lleno en los procesos productivos.
Diferentes reportes sectoriales se manifestaron en ese sentido y condicionaron la recuperación a que se revierta una situación cada vez más complicada, principalmente por los plazos en que se aprueban los pedidos.
La Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) consignó que en noviembre la actividad industrial cayó 0,5% en forma interanual consolidando la regresión que se vislumbró desde el inicio del segundo semestre.
En el acumulado entre enero y noviembre, el balance sigue mostrando un crecimiento de 3,4%, pero con una reducción constante. Hasta agosto había sido de 4,6%, a septiembre fue 4,1% y a octubre 3,8%, lo que marca una tendencia clara.
El informe también señala que el indicador general está sostenido por un fuerte incremento de la rama automotriz, que goza de un régimen especial en el manejo de divisas sobre un ventajoso diferencial de exportaciones (se compara contra el peor período de los últimos 17 años que fue 2020, el año de la pandemia).
Para FIEL “las perspectivas hacia los próximos meses no arrojan señales de una rápida recuperación” y sostuvo que “la última expansión de la actividad se sostuvo en el drenaje de reservas del BCRA y mayor endeudamiento de las firmas con sus casas matrices”.
Con vista a los próximos meses estimó que “la prolongación de las condiciones climáticas desfavorables impactará en la producción y exportación de granos y derivados, y con ello en la disponibilidad de divisas”. Por lo tanto, vaticinó que “podrían verse nuevos arreglos cambiarios sectoriales” similares al dólar soja o el que favorece a la producción automotriz.
Pero uno de los diagnósticos más inquietantes es el que sostiene que “en la comparación con episodios previos de contracción, transcurridos siete meses, la presente fase muestra una caída más profunda que la iniciada a fines de 1999 y que se prolongó hasta 2002, que la que se tuvo en 2008, la que se inició a fines de 2011 o la de mediados de 2015″.
Por su parte, la Unión Industrial Argentina (UIA) en un informe publicado la última semana sostuvo que “los datos disponibles de noviembre muestran una situación dispar”.
La entidad también distingue que el sector automotriz tiene resultados favorables, pero advirtió sobre datos negativos en insumos para la construcción y en la demanda de energía eléctrica de grandes usuarios industriales.
“La evolución del contexto macroeconómico y las restricciones al abastecimiento de insumos serán elementos centrales a tener en consideración para los próximos meses, ya que serán determinantes para el devenir de la actividad industrial”, advirtió la UIA.
En la misma línea se expresó la Unión Industrial de Córdoba (UIC) que manifestó su preocupación “por la continuidad productiva de más de 20 sectores industriales” ante el freno de aprobaciones de importaciones.
“En estos últimos 15 días descendió significativamente la tasa de aprobación de insumos al 36%, mientras que desde la puesta en funcionamiento del SIRA se mantenía un promedio superando el 50% para las solicitadas desde Córdoba”, precisó.
Añadió que la situación se complejiza aún más por las demoras para los pagos al exterior y la extensión de los plazos.
UIC señaló que los reclamos de cada empresa se realizan junto a la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba (CaCEC), elevando las presentaciones formales como lo solicitó el Gobierno Nacional, a través de la Unión Industrial Argentina (UIA).
La entidad enfatizó que las limitaciones “no solo ubican en una posición de incumplimiento al sector productivo y su cadena de valor, sino también deja al país al borde de una situación de irresponsabilidad por los compromisos asumidos con otras naciones”.
En otro orden, INDEC difundió el resultado de la balanza comercial de noviembre, que arrojó un saldo favorable de U$S 1.339 millones lo que a prima facie puede considerarse un buen resultado.
Sin embargo ese valor se logró a fuerza de pisar importaciones. El mismo informe oficial indicó que las cantidades adquiridas en el exterior resultaron apenas un 0,8% superior a las ingresadas en 2021.
Los resultados no hacen más que justificar las quejas industriales.
Restringir cada vez más la salida de dólares por importaciones tiene como objetivo alcanzar el compromiso de acumular U$S 6.000 millones de reservas en el Banco Central tal el compromiso con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Si bien organismo multilateral envió el giro correspondiente a diciembre que garantiza el cumplimiento de la meta, el horizonte para los meses siguientes se presenta complicado porque la sequía recortó a la mitad la cosecha de trigo y la versión dos del “Dólar soja” adelantó liquidaciones.
Entonces, el 31 de diciembre puede haber un balance que se ajuste a lo prometido, pero a fuerza de haber frenado la actividad y de haber absorbido parte de los fondos que se necesitarán en el inicio de 2023, con lo cual el margen de maniobra resultará muy estrecho.