Como sucede desde 2011, cada 17 de abril el planeta entero celebra el Día Internacional del Malbec, la cepa emblema de la vitivinicultura nacional. El Malbec World Day fue creado por Wines of Argentina (WofA), la entidad encargada de promocionar el vino de nuestro país en el exterior y ha logrado instalarse en el calendario vitícola junto a las otras grandes cepas del mundo.
Si bien se trata de una cepa originaria de Francia, más precisamente de Cahors, en las últimas décadas se ha convertido en sinónimo de Argentina en el mundo y se puede encontrar plantado a lo largo y ancho del país en casi todas las provincias.
La fecha elegida remite a 1853, cuando este día, con el apoyo del gobernador de Mendoza, Pedro Pascual Segura, se presentó el proyecto ante la Legislatura Provincial con vistas a fundar una Quinta Normal y una Escuela de Agricultura. El mismo establecimiento que Domingo Faustino Sarmiento le encomendó dirigir a Michel Aimé Pouget, junto con la misión de incorporar nuevos varietales, entre ellos el Malbec.
Argentina y el Malbec, una fórmula de éxito
Si bien la historia del Malbec en Argentina data del Siglo XIX, no fue hasta la década del 2000 que comenzó a tomar otra relevancia, generando un cambio de rumbo para la vitivinicultura del país. Tal como lo definió Germán Di Cesare, enólogo de Trivento, “el Malbec no sería lo que es sin Argentina y Argentina no sería lo que es sin el Malbec”.
Para el enólogo responsable del vino más vendido en Reino Unido, uno de los mercados más importantes para la exportación, que justamente es un Malbec, este varietal es el pasado, presente y futuro de la industria nacional. “Es el presente, por todo lo que conllevó históricamente, y porque en los ‘90 y 2000 se desarrolló la industria argentina a través del varietal y se sigue desarrollando por lo que hemos podido descubrir, que es una variedad versátil y diversa. Es el conductor a través del cual nosotros hemos podido diversificar y profundizar en el conocimiento del estilo de nuestros vinos y, a través del Malbec, hemos redescubierto y profundizado el conocimiento de los distintos lugares que hoy tenemos”, dijo Di Cesare.
“No solamente es un varietal insignia y un vino de excelentísima calidad por su fruta, por su complejidad, por su longevidad, por su fácil llegada al consumidor, sino que también nos abrió las puertas a nosotros mismos, como hacedores de vino en Argentina, a descubrir los lugares que tenemos en el país, tanto en Mendoza, como en el norte, Jujuy, Salta, los Valles Calchaquíes, pasando por San Juan y en la Patagonia. Es una variedad que nos ha abierto muchas puertas. La economía de nuestros vinos está basada en el Malbec y el éxito de Argentina está basado en el Malbec”, agregó el enólogo de Trivento.
Alejandro Vigil, enólogo de Catena Zapata y El Enemigo Wines y presidente de Wofa, explicó que en el país el Malbec encontró un sitio donde se puede expresar de diferentes formas. “Es la diversidad de nuestra vitivinicultura a través de un varietal, la vista de todos nuestros paisajes. Es tan transparente que con un solo trago nos permite visitar cada zona. Creo que el Malbec tiene todavía mucho por desarrollar, recién está empezando. No tenemos que apurarnos, es nuestra arma más importante y la que tenemos que seguir utilizando para ganar mercados”, sostuvo el “Messi del Vino”.
Asimismo, destacó que este varietal es una curiosidad en algunos lugares y en otros ya se volvió un clásico, algo que debe ser aprovechado por la industria para continuar con su crecimiento. “Tenemos claro que es una variedad importante como identidad del vino argentino, que justamente radica en esa posibilidad que te da el Malbec de que el lugar esté por encima del varietal. Eso significa que cuando uno busca hacer interpretación de la zona, lo puede hacer a través de un Malbec”, sumó.
Con 46 años trabajando con el Malbec, Walter Bressia, enólogo y fundador de Bodega Bressia, es una de las voces autorizadas sobre la materia. Incluso, antes de que se hablara en argentina de vinos de terroir o de varietales él fue uno de los enólogos que encabezó la creación de la DOC Luján de Cuyo, donde sus trabajos se centraron en el Malbec. Ahora, han decidido ir más allá y a Bressia le tocó ser el primero en incluir los distritos, con la denominación Agrelo en la etiqueta, además de la DOC. “Estamos mencionando los distritos, achicando las áreas para dar un diferencial de calidad y diferenciar zona”.
“El Malbec va a seguir siendo la variedad emblema argentina, eso no va a cambiar. Va a traccionar al resto de las variedades y también a los blends que hoy se están produciendo, la mayoría con base de Malbec. Veo un futuro enorme todavía a los vinos Malbec, no sólo a nivel nacional sino a nivel mundial”, consideró.
El varietal, como ya se ha dicho, está presente en toda la geografía nacional. Desde el norte, en los Valles Calchaquíes, Francisco “Paco” Puga, enólogo de Bodega El Porvenir de Cafayate y de su proyecto personal, Francisco Puga y Familia, destacó que “todavía queda afianzar mucho el concepto de Malbec de las diferentes regiones de Argentina” y que se descubran los diferentes terroirs del país.
“Creo que tenemos que dar a conocerlo de manera más amplia, porque la gente recién está descubriendo al Malbec en muchos lugares del mundo, recién está conociendo Argentina. A pesar de que llevamos 20 años trabajándolo, todavía queda mucho camino por recorrer, difundir, que nos reconozcan como una variedad y un país de calidad, y que se conozca que tenemos muchas incidencias en los diferentes terroirs para que el mundo entienda que el Malbec en Argentina es una de las pocas variedades en el mundo que se da en todo un país completo”, declaró Paco Puga.
Desde la perspectiva de David Bonomi, enólogo de Bodega Norton y PerSe, el Malbec es hoy la base del negocio del vino en Argentina. “Seguimos incorporando nuevos cuarteles y plantando Malbec, diversificando la matriz de selecciones masales y de suelos. Cada vez que desarrollamos un proyecto está presente. Este año tenemos pensado seguir incorporando cuarteles y hay Malbec, sigue siendo la columna vertebral de nuestro negocio. Más del 60% de nuestra producción es Malbec”, comentó.
Bonomi reconoció que para mantener el interés sobre el Malbec, en estos tiempos ha sido importante la elaboración de blends con otras variedades que han despertado la curiosidad de los consumidores. “El mejor ejemplo es el de nuestros cortes con Cabernet Fran, y no solo en el Valle de Uco, sino también en la parte alta de Agrelo, donde funciona muy bien. Uno lo ayuda en Malbec con otras cosas para darle luz, le damos un poquito de brillo con otros varietales, pero sigue siendo nuestro eje”, manifestó.
José Lovaglio, gerente de Enología de Susana Balbo Wines, coincidió en que el Malbec es de vital importancia para la industria, ya que se trata de la variedad más plantada del país. “Gracias a su presencia en distintas regiones, nos permite comprender y apreciar las diferencias y características únicas de cada terroir en sus variadas expresiones vinícolas”, consideró.
A su turno, Diana Fornasero, enóloga de Viña Cobos, destacó que el Malbec es la cepa que ha abierto las puertas del mundo para Argentina. “Con su versatilidad y capacidad de adaptación a diferentes terroir, nos permite generar vinos muy diferentes entre sí y explorar la mejor forma de resaltar las virtudes que surgen de cada lugar”, elogió al varietal.
Mauricio Lorca, enólogo de Foster Lorca, recordó que en sus inicios con el Malbec ni siquiera se sabía bien su nombre, sino que la mencionaba como “la variedad francesa”, algo que cambió completamente. “Es un caso de estudio porque no muchas variedades de vino han tenido el desarrollo comercial y el reconocimiento del consumidor como es el Malbec monovarietal de un país determinado”, puntualizó. Y añadió: “Es una variedad muy versátil, el hecho de poder elaborar espumantes, rosados, Malbec de medio cuerpo, jóvenes, estructurados y de guarda, lo hacen un vino que se ha adaptado a todo tipo de paladar y todo tipo de consumidor”.
En tanto, Alejandro Sejanovich, enólogo de Mil Suelos, hizo foco en que el Malbec es la variedad que mejor destaca y expresa el terroir de Argentina, lo que gracias al trabajo en bodega y la investigación ha permitido que el país tenga un lugar entre los mejores del mundo. Además, remarcó: “A pesar que el Malbec existe en nuestro país hace muchos años, es recién en los últimos treinta que se ha trabajado para comprender el por qué y cómo conseguir que exprese aromas y sabores conferidos por el clima, suelo y condiciones particulares del año en ese sitio”.
Andrea Ferreyra, enóloga de La Celia, lo definió como “la bandera de la Argentina vitivinícola en el mundo”. Y entre las razones que lo han llevado a esa colocación enumeró: “La histórica, el cómo se expresa la cepa según la geografía dónde se encuentra, por la versatilidad de productos a elaborar y, por sobre todo, por las cualidades organolépticas que nos entrega. En el comercio exterior Argentina es sinónimo de Malbec, así es como nos ven”.
Con una visión un tanto poética, Matías Michelini, enólogo de Súper Uco y Passionate Wine, completó: “Es la variedad de uva que nos identifica como productores de vinos. Es nuestra identidad, la que nos refleja como cultura, la que nos ubica como país diverso donde cultivar esta variedad. Es la sangre del pueblo que lo cultiva, el orgullo de muchas familias viticultoras a lo largo de toda la Argentina. El Malbec tiene la genialidad de dar vinos alegres o vinos tan serios como los más serios del mundo. Es la uva que cualquier enólogo argentino quiere elaborar y embotellar. Malbec es vida y pasión”.
En las nuevas generaciones también el Malbec es muy importante. Lucca Stradella, de Cimarrón Wines, observó: “Este varietal, se ha hecho nuestro, permitiéndonos mostrar nuestras tierras y a nosotros como productores ante todo el mundo y así destacarnos. En cierta parte, creo que trae consigo una personalidad parecida a la de los argentinos, es un vino pasional, fuerte y que muestra sus características. Que se adapta a diferentes climas, tierras y momentos, tal como la mayoría de nosotros en nuestro país”.