Argentina registró una caída de 7 millones de empleos, aumentando por una baja oferta laboral y sumando que desde que asumió Alberto Fernández la caída se hizo aún más pronunciada.
La variante que encuentran los economistas para saber si la producción de un país creció o no, se calcula con el PBI, en otras palabras, la participación de la población en el marcado de trabajo. Cuanta más alta es, más elevado es el valor bruto de producción.
En ese marco, la oferta laboral muestra un estancamiento en torno al 46% y se encuentra por debajo del 60% en el segmento de mayor concurrencia como lo es de 15 a 64 años. A esto, hay que sumarle que desde que asumió Alberto Fernández se registró una caída de dos puntos en la oferta.
Según la última medición de Encuesta Permanente de Hogares del Indec, esa brecha representa un millón de trabajadores que se retiraron del mercado laboral por no satisfacer sus objetivos de recuperar el empleo perdido.
El efecto “desaliento”
Esto se da porque las personas se niegan a buscar un empleo remunerado, tanto en blanco o negro, pero no se limita a la diferencia entre la tasa actual y la histórica. Sino también, surge al comparar la que promedia el mundo con Argentina.
En ese sentido, el último dato actualizado por el organismo a fines de octubre arrojaba una media para ese segmento etario de los habitantes, llegó a los 8,1 puntos porcentuales más alto que para esa franja midió la última EPH del Indec para la Argentina.
Esto quiere decir, que si la brecha negativa de 15 puntos que responde a los 7,7 millones de personas sin trabajo, se le suma el promedio de población económicamente activa que hay en Sudamérica, el desempleo podría llegar a superar el 35%.