El bono de 18 mil pesos que anunció el gobierno para comenzar a aplicar desde mayo a trabajadores informales como a monotributistas de categorías A y B, comienza a generar sus primeros rechazos producto del gasto que podría significar a las arcas públicas.
Es ese sentido, los cálculos privados aseguran que podría tratarse de $230.000 millones para representar a las 13 millones de personas que recibirán esta asistencia. Si lo pasamos al dólar oficial, que actualmente está cotizando $113 se estima que podría ser un monto de U$S 2.000 millones.
Si bien la idea de Martín Guzmán es financiar este proyecto con un impuesto a la “renta inesperada”, que abarcará a grandes empresas, primero deberá pasar por un Congreso que ya ha demostrado tener la fuerza para revocarle proyectos al Gobierno. Además, en caso de aprobarse, no se sabe cuánto tardaría en ingresar esos montos.
Desde esa perspectiva, el economista Fernando Marull, director de la consultora FMyA, señaló que “este bono se financia con inflación. El financiamiento de estos anuncios es lo que el gobierno recaudó de más porque tuvo una inflación más alta en el primer trimestre. Les entró más plata y ahora se la están gastando”.
Tan solo en el primer trimestre del año, la inflación llegó al 16%, dejando atrás el 33 que tenía proyectado Martín Guzmán cuando presentó el rechazado presupuesto, como así también, el acuerdo con el FMI prevé un encarecimiento de entre el 38 al 48 por ciento.
La renta inesperada, la medida para financiar el nuevo bono
Martín Guzmán tenía la idea de armar un nuevo tributo que sirva para financiar parte del “nuevo IFE”. Esta vez, se trata de la renta inesperada, que apunta a las empresas que tienen ganancias netas imponibles superiores a los 1.000 millones de pesos, que durante el 2021, tan solo fue del 3,2%.
El titular del Palacio de Hacienda precisó que el criterio “se enfoca en un conjunto de empresas que tienen ganancias netas imponibles altas en términos absolutos” aunque señaló que eso de por sí “no es una condición única, sino una condición necesaria”.
Por qué se decidió otorgar un bono a este sector
Una de las principales preocupaciones tiene que ver con que no se alcanza a cubrir una canasta de necesidades básicas con únicamente el ingreso que reciben por sus actividades. De hecho, según los datos del INDEC, una familia tipo necesito $83.000 para no caer bajo la línea de la pobreza.
Para ponerlo en perspectiva, los ingresos que tienen los monotributistas promedio es de $57.750, mientras que alquilar un departamento, dos ambientes en la Ciudad de Buenos Aires cuesta $53.450, según el sitio ZonaProp.
En el caso de los jubilados con dos haberes mínimos, no solo hay que sumarle una canasta básica, sino que se le deben sumar otros elementos que la encarecen aún más. Con ingresos de $65.000, se les sumará un aporte de $12.000 para cubrir el 80% de su canasta básica que es de $97.000.