Además de las trabas financieras, el Gobierno nacional enfrenta obstáculos legales para avanzar en un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por fondos frescos, dado que la firma de un programa diferente al que está en curso lo obliga a buscar la aprobación del Congreso Nacional, lo cual no parece la alternativa más atractiva a juzgar por lo que sucedió con el tratamiento de la Ley de Bases.
La clave para salir de esta encerrona la dio un exfuncionario del organismo, Alejando Werner, quien fue uno de los negociadores para la aprobación del programa otorgado a la presidencia de Mauricio Macri.
En un documento del 26 de octubre de 2018 en el que Werner tuvo total incidencia como ex Directivo para el Hemisferio Occidental, el FMI dejó plasmada la extensión hasta U$S 56.300 millones del Stand By que se había firmado apenas cuatro meses antes.
De ese total se giraron U$S 45.000 millones dado que al asumir Alberto Fernández Argentina decidió no seguir con los desembolsos previstos.
En declaraciones periodísticas, Werner puso el foco en ese aspecto legal: “Es una referencia máxima donde uno podría estar anticipando que un nuevo programa podría ofrecer entre U$S 8 mil y U$S 10 mil millones, más o menos. Creo que el gobierno argentino debería pelear por eso”.
La diferencia entre la ampliación y un nuevo programa es sustantiva, ya que una extensión no debería pasar por el Congreso, en cambio si se hace uno nuevo requerirá el tratamiento en ambas cámaras.
En medio de la renegociación por el fallido plan otorgado a Macri, a principios de 2021 Fernández y el entonces ministro de Economía, Martín Guzmán impulsaron en el Congreso la Ley 27.612 que indicó en su artículo 2: “Dispónese que todo programa de financiamiento u operación de crédito público realizados con el Fondo Monetario Internacional (FMI), así como también cualquier ampliación de los montos de esos programas u operaciones, requerirá de una ley del Honorable Congreso de la Nación que lo apruebe expresamente”.
La norma sigue vigente y no fue alcanzada ni por el DNU 70/2023 impulsado por Javier Milei al llegar a la presidencia, ni tampoco se modifica por la delegación de facultades recientemente aprobada por el Congreso.
“Es muy importante para la tranquilidad de los mercados que se vea que el Banco Central tiene estos recursos para apoyar al peso en casos extremos”, señaló Werner en recientes declaraciones a la prensa.
El ministro de Economía Luis Caputo había anunciado que tras el visto bueno del Board del organismo a la octava revisión comenzarían las negociaciones para ese programa que permita el giro de dólares frescos, sin embargo aún no hay novedades y la reunión entre Milei y la titular del FMI, Kristalina Georgieva tampoco aportó señales contundentes al respecto.
“Hablamos sobre el contorno”, se limitó a explicar Milei sobre el contenido del diálogo con Georgieva.
Incluso en el documento en el que comunicó la aprobación, el FMI planteó una serie de cambios en materia monetaria y cambiaria que habilitan la duda acerca de si el organismo dará más plata en estas condiciones.
El Cepo y el FMI
El manejo del cepo es uno de los puntos en discusión y el organismo no parece dispuesto a enviar más dólares si no se avanza en el levantamiento de las restricciones y se le otorga más libertad al mercado cambiario.
“La política cambiaria debería hacerse más flexible para reflejar los fundamentos económicos, salvaguardar la desinflación, y el proceso de acumulación de reservas”, señaló el FMI en una clara referencia a sus exigencias.
El Gobierno nacional le contestó que sólo abrirá el cepo cuando no haya riesgo de una corrida.
Por tanto, la negociación para que el organismo envié plata encuentra el nudo en los pedidos para flexibilizar el mercado cambiario y la férrea decisión del equipo económico de no hacer nada que se parezca a una devaluación y ponga en riesgo el proceso de desinflación.
Si bien la opción de pedir dinero para acelerar la salida del cepo fue planteada en marzo y en ese momento era más una intención de enviar señales al mercado financiero, con el correr de los meses pasó a convertirse en una necesidad porque se frenó el proceso de acumulación de dólares en el momento menos esperado.
En los finales de mayo y junio, la liquidación de dólares del campo entró en una meseta, lejos del promedio proyectado y necesario para empezar a llenar las arcas del Banco Central.
De hecho, en la primera quincena de junio la autoridad monetaria sólo pudo sumar US$ 25 millones.
En consecuencia, de mantenerse este escenario y sin la opción de conseguir nuevo financiamiento, no hay que descartar que el cepo cambiario nos acompañe bien entrado el 2025.