Ramón Galarza de 54 años es el único docente en la Escuela 596 de Paraje Galarza. Dentro de Corrientes, es de las localidades más afectadas por el fuego. El siniestro arrasa con todo: fauna, flora, incluyendo el lugar donde el hombre trabaja, y para salvarlo el maestro decidido enfrentar los incendios.
Hace 15 años que el educador trabaja como personal docente en la institución educativa “Marcos Galarza”, pero nunca vivió algo como esto: el fuego llegó hasta la escuela y se volvió partícipe de la lucha contra este.
En diálogo con Diario Época recordó: “Durante varios días ya veníamos con el temor de que el fuego llegue a la escuela porque avanzaba realmente muy pero muy rápido en alrededores”, aseguró. “El martes a la noche la situación fue empeorando, pero el día crítico fue el día miércoles 16”.
Ese día por la noche las llamas alcanzaron su lugar de trabajo en cuestión de minutos. Aparecieron por el lado Este en dirección a la Ruta 41, por donde se llega a Paraje Galarza.
“Los que estábamos en ese momento éramos cinco agentes de la Policía de la Comisaría de Santo Tomé, dos soldados del Ejército Argentino y algunos vecinos que se fueron sumando. Estuvimos en la lucha cuerpo a cuerpo con el fuego que amenazaba con llegar a la escuela. Realmente vencimos al fuego para que no llegue a la escuela de Galarza”, relató.
El combate duró 24 horas, pero el edificio quedó casi intacto, salvo la parte de atrás que fue hasta donde llegaron las llamas. Alcanzó una pared vieja, pero no entró ni destruyó nada, salvo el predio que lo quemó por completo.
El fuego se extendió por todos lados y se les armaron varios frentes. El lado de adelante fue lo primero que se propusieron salvar debido a la presencia del grupo electrógeno que brinda luz a la escuela, al CAPS y al paraje. El educar, en este sentido, dijo que como consecuencia alrededor de 300 postes de luz fueron quemados y deberán reponerlos para que la luz regrese en la zona.
“Ves la gente que está luchando y uno tiene que acompañar. Se hace de manera instantánea, de reacción instantánea. No hay tiempo de pensarlo, es hacerlo o no. Y uno saca fuerza desde donde no tiene”, aseguró Ramón. Asimismo, sostuvo que no se considera un héroe ya que cualquiera en su lugar hubiera hecho lo mismo.
Describió al incendio como un fenómeno “muy traicionero” ya que por un viento puede hacer arder una hoja, un tronco, un estiércol. El pasto del campo por las sequías que atraviesa la provincia estaba marrón y eso “es combustible” para el siniestro.
“Ahora el tema es cómo recuperar. En el paraje se quemó una casa y saliendo hacia la Ruta 41 destruyó otras casas más. Sí queda el shock, ahora viene el después”, dijo el docente.
Los chicos de la escuela presenciaron el estresante momento. Por precaución, tuvieron que ser trasladados hacia la ruta, sin saber qué pasó con sus casas o familias. Durante esa noche el maestro fue testigo de sus gritos y llantos en medio de la desesperación, y aseguró que los menores van a necesitar contención profesional para superar lo vivido.
La zona de Paraje Galarza es una de las más afectadas por los incendios en Corrientes. Semanas atrás, el siniestro alcanzó un campo y generó caos entre los ciudadanos rurales.
Ramón siguió detallando acerca de esa noche en su escuela: “El trabajo de Salud fue realmente monstruoso conteniendo a esa gente en los colectivos que estaban a la vera de la ruta. Me contó la enfermera que fue muy feo el momento con las familias que estaban siendo evacuadas”, indicó el hombre.
Para los útiles escolares se abastecían del dinero que llegaba de los tutores y del Ministerio de Educación de Corrientes, pero al estar lejos del mismo y frente a la catástrofe, los padres de los estudiantes no podrán destinar la plata a la escuela y la institución deberá arreglarse con donaciones.
El maestro de 54 años, único docente del lugar, trabaja con 15 alumnos de nivel primario: de primero a sexto grado. Vive en San Carlos, a 120 kilómetros de la escuela. Para no tener que viajar todo el día se queda de lunes a viernes en una dependencia habilitada que es la casa docente. “La escuela tiene personal único, que soy yo. Soy director, maestro, portero, todo”, finalizó Ramón.