La fundación “Un tatuaje por una sonrisa” continúa trabajando y encarando nuevos proyectos solidarios en la provincia de Córdoba. Con sus 15 años de trabajo y una innumerable cantidad de voluntarios, la organización volverá a tomar un rol importante en las fiestas de fin de año. En esta oportunidad, y teniendo en cuenta el contexto global, los voluntarios se harán presente en diferentes sectores de la ciudad para tratar de asistir y acompañar a personas en situación de calle y de bajos recursos.
El año pasado, la organización se encargó de llevar la Navidad al Hospital de Niños. En una acción coordinada con los profesionales de salud, voluntarios de “Un tatuaje...” decidieron pasar la Nochebuena con los pequeños que se encontraban internados, con amigos, familias, y músicos que se sumaron a la acción. La intención este año, era repetir la idea pero la pandemia y las cuestiones sanitarias no lo permiten. “Lamentablemente, este año no podemos hacerlo, a pesar de toda la buena voluntad del hospital. Por eso, decidimos encarar otra actividad”, comenta Juan Pablo Rodríguez, presidente de la ONG, a Vía Córdoba.
Una Nochebuena en la vereda...
A raíz de la imposibilidad de asistir al nosocomio, la fundación encarará dos actividades diferentes, que necesitan de la ayuda de todos los que puedan colaborar. Por un lado, buscan acercar la Nochebuena a todas aquellas personas que se encuentran en situación de calle en la ciudad; y, por el otro, brindarle un juguete a niños y niñas de bajos recursos.
Al respecto, Juan Pablo nos decía “Ya hemos entregado más de 20 arbolitos a familias que no tienen la posibilidad de comprar uno. Y, la semana que viene, queremos llevar garrapiñadas, budines, pan dulces, luces para los arbolitos, a la gente en situación de calle”. Con esta iniciativa, se busca acompañar a personas que se encuentren en Plaza San Martín, la Cañada, Bv. San Juan, Costanera, entre otros sectores de la ciudad.
Pero la acción no queda sólo en la entrega sino que Juan Pablo puntualiza que lo principal que le acercan a la gente es la compañía. “Nosotros intentamos siempre generar un vínculo, por ejemplo si cocinamos en la Plaza San Martín vamos con todo el mobiliario y ellos nos ayudan a cocinar, entonces tratamos de generar una relación para saber por qué están en la calle, qué podemos hacer para ayudarlos”, asegura.
Otra de las razones es que, según el entrevistado, estas épocas son un disparador para el consumo de alcohol o drogas. “Muchos de ellos tienen problemas con las adicciones, entonces la idea es tratar de apaciguarles un poco esa necesidad de consumo, y que no se sientan tan solos. Por ahí uno no se da cuenta, pero con estas acciones le da algo al otro que por ahí no lo esperaba”, comparte.
… Un “Papá Noel” en todas las casas
La segunda actividad, involucra a los más pequeños y que, quienes puedan, donen juguetes para repartir. Juan Pablo comenta que la fundación trabaja con 22 comedores de la capital, los cuales asisten a 20 familias cada uno. “Nuestros referentes en cada barrio salen a buscar a las familias más vulnerables y a ellas, no sólo les damos un plato de comida, sino que nos involucramos completamente. Entonces, los juguetes que se recauden, los vamos a destinar a niños y niñas de los 3 o 4 comedores con más necesidades, para repartirlos”, explicó.
La solidaridad como filosofía de vida
Lejos de lo que esperamos escuchar, Juan Pablo asegura que llevar a cabo estas acciones le significan mucha tristeza, considerando la situación en la que se encuentran muchos cordobeses. “Muchos piensan que es satisfactorio, pero en realidad es muy triste porque es horrible ir a la calle y ver a un pibe de 6 años con la cabeza comida por las ratas, o ir al norte de Córdoba y en el verano ver que están muertos de sed, muertos de hambre; y en invierno, están descalzos”.
En paralelo, asegura que se trata de una filosofía de vida, como una vocación de servicio. “Somos un puente entre la gente que confía en lo que hacemos y la gente que necesita. Creo que vinimos a la vida por algo, y mi meta, hoy en día, es dejarle a mis hijos un legado y que ellos entiendan, el día de mañana, que su papá hizo lo imposible por cambiar la realidad”.
Proyectos para un futuro próximo
Sin ánimos de dejar de trabajar por los demás, la fundación “Un tatuaje por una sonrisa” encarará un nuevo desafío: crear una comunidad terapéutica para ayudar a jóvenes con problemas de adicción. “Ahora estamos armando en Anisacate una comunidad terapéutica con internación, para los chicos con problemas de adicción, y eso involucra a un grupo grande de profesionales”, explica Juan Pablo.
Es por esto que, lanzaron una búsqueda laboral para contratar profesionales tales como: acompañantes terapéuticos, psicólogos, psiquiatras, médicos clínicos y talleristas del área de cultura.
Cómo colaborar
Por el momento, la fundación solicita la colaboración de budines, garrapiñadas, luces para arbolitos, arbolitos de navidad y/o juguetes para las próximas campañas. Quienes quieran ayudar pueden acercar los productos a la calle Olegario Correa 1637 de barrio Los Naranjos, donde funciona la sede de la Fundación, de lunes a viernes de 7.30 a 15 horas.