En medio de la debacle en Copa de la Liga, ya sin chances de entrar a cuartos de final, y del bajón por cinco derrotas consecutivas, se dio un moemento grato en Instituto en la visita a Barracas Central: el debut en Primera de Jeremías Lázaro, volante ofensivo figura en la Reserva, hijo del recordado Ezequiel Lázaro.
Ingresó a los 19 del segundo tiempo por el experimentado Roberto Bochi, para otra función, y coincidiendo con el repunte del equipo de Diego Dabove, que era goleado por 3-0 y terminó perdiendo 3-2, al borde de la hazaña. Mostró personalidad y compromiso para pedir la pelota, y asistió en el gol a Facundo Suárez.
“Mi sueño es poder jugar en la Primera de Instituto. Me caracterizo por el buen juego, por tener visión para encontrar espacios. Soy rápido, me gusta encarar mucho, no le tengo miedo a nadie”, supo contarle a Mundo D una de las joyitas de La Agustina.
Nació el 28 de junio de 2004 y explotó en 2023, en la Reserva dirigida por Daniel Jiménez, en el Torneo Proyección. Hijo de Ezequiel, quien se inició en Talleres y entre 2008 y 2010 jugó en la Primera Nacional para Instituto, club del que es hincha confeso.
ASÍ DEFINIÓ SU PADRE A UNA DE LAS JOYAS DE INSTITUTO
“Él es más completo, yo no era tan rápido. Yo era más mañoso, usaba mucho las manos y ahora se las enseño a usar. Se hablaron muchas cosas de Jere porque era bajito. Y siempre le dije que los mejores jugadores del mundo son petisos”, lo describió Ezequiel Lázaro.