No fue Semana Santa, ni Michael Santos... pero Talleres adelantó las Pascuas y tuvo su domingo de Gloria con un triunfazo ante Instituto en Alta Córdoba y ante una multitud, por la novena fecha de la Liga Profesional.
El Albiazul recuperó la fe, después de que lo crucificaran los arbitrajes, resucitó a la tercera fecha (había sacado un punto de nueve) con el 3 a 0 frente a Instituto. Le volvió a ganar en Primera después de 33 años años, y desde 2007 que no lo vencía por los puntos.
Además, le cortó a Instituto un invicto récord de 28 partidos, con los goles de Matías Catalán, Rodrigo Garro y el paraguayo Ramón Sosa. El 10 Albiazul otra vez sacó un conejo de la galera. Ahora, un conejo de Pascuas.
INSTITUTO ARMÓ LA ROSCA EN EL CLÁSICO
Con un Monumental lleno, Instituto puso mucho huevo y hubo rosca en las tribunas por supuestos infiltrados, pero no pudo decir ni Felices Pascuas, ni “la casa está en orden”, porque perdió después de más de un año y medio en Córdoba.
Alta Córdoba fue inexpugnable en la campaña del ascenso, y en el comienzo de la Liga Profesional. Vaya paradoja, la única victoria de local la consiguió en el Kempes. Siguiendo el mandato de su gente, la dirigencia priorizó lo deportivo y jugó en su cancha. El primer tiempo fue un calvario, y cuando pudo empatar se encontró con un Guido Herrera que tuvo un Dios aparte.
Contra Talleres se dedicó más a pelear que a jugar, Maravilla Martínez se peleó con el gol y Leonel Mosevich se peleó con todos (jugó gratis una parte del partido el zaguero Albirrojo). Y Rodrigo Garro cumplió el mandamiento de la ley del ex. Un “Garrón” para Instituto.
BELGRANO, SIN GOL Y ESPERANDO EL MILAGRO
Otro empate en cero de un Belgrano que sigue cargando la cruz de no poder convertir, aunque fue Celestial (con la indumentaria modelo 2023) ante Sarmiento de Junín, un rival que se aferra al milagro de la permanencia en Primera.
Es el quinto partido de nueve en el que no hace goles, lleva tres fechas sin triunfos y junto a Atlético Tucumán son los que menos tantos anotaron en la liga, apenas cinco. A rezarle a la estampita de Pablo Vegetti...
Guillermo Farré volvió a cambiar de credo y puso en cancha una esquema más ambicioso, más ofensivo, con Bruno Zapelli como el mejor discípulo del buen juego, asociado con el Caco Matías García. Pero pasó otro partido y el pescado sin vender, porque Belgrano sigue en ayuno.