El mundo del automovilismo está de luto tras el fallecimiento de Juan María Traverso, quien fue un piloto argentino y multicampeón en diferentes categorías. A sus 73 años, el “Flaco”, murió en su domicilio en la ciudad de Ramallo, en Buenos Aires.
Su legado y hazañas en el deporte motor permanecen frescos en la memoria de sus seguidores. Una de ellas es el histórico triunfo en el TC2000 de 1988. En el autódromo de General Roca, en Río Negro, Traverso logró una victoria con el auto en llamas. Se trataba de una coupé Fuego, emblemático vehículo fabricado en la planta Santa Isabel de Renault.
LA HISTÓRICA COUPÉ FUEGO HECHA EN CÓRDOBA
En la segunda mitad de 1981, arribaron a Córdoba las primeras unidades del Renault Fuego, uno de los autos que triunfó en el TC2000. El coche se comenzó a producir en la planta de Santa Isabel en junio de 1982 y se extendió hasta 1992. En total, se fabricaron 19.952 unidades de este modelo.
La coupé debutó en el TC2000 durante la temporada de 1985. Al año siguiente, Renault presentó un equipo oficial con preparación de Oreste Berta, integrado por los pilotos Juan María Traverso y Ernesto Soto. El Renault Fuego se impuso en 66 competencias de la categoría.
EN LLAMAS: EL HISTÓRICO TRIUNFO DE TRAVERSO CON LA COUPÉ FUEGO
El de 3 abril de 1988 se corrió la segunda carrera de la temporada 1988 del TC2000 en la provincia de Río Negro. En una de las últimas vueltas, a Traverso se le rompió una manguera y comenzó a perder aceite. Eso levantó la temperatura del motor y causó las llamas que se vieron salir de la Fuego del Flaco.
Faltando una vuelta y media para finalizar la carrera, Traverso le quitó las trabas al auto y se desabrochó el cinturón para que eventualmente los bomberos lo sacasen con facilidad del vehículo. “El auto seguía andando, seguía normal. El aceite caía en las gomas y patinaba un poquito”, relató a Renault Argentina en un evento conmemoratorio por los 40 años de la Renault Fuego.
“Cuando empezó a echar humo, yo no lo podía creer. Encima no podía respirar porque se metía adentro. Cada vez que lo veo, digo ‘claramente, me curé. Antes, me fallaba un poquito”, bromeó. Faltaban muy pocos metros para la bandera a cuadros, motivo por el cual el piloto no quería frenar.
Cuando pasó la meta, detuvo el auto al costado de la pista. Las llamas eran cada vez más grandes, pero pudo bajarse y festejar la victoria. Con una ovación gigantesca, fue cargado por el público y marcó un recuerdo imborrable para los amantes del automovilismo. Esta fue una de las tantas hazañas que caracterizaron a Traverso, quien, además, con su característico humor se ganó el corazón de más de uno.