A casi cuatro meses de la detención del principal sospechoso por el crimen y asesinato de Santiago Aguilera, Walter Gil recibió la prisión preventiva. Así lo determinó este viernes el juez federal Alejandro Sánchez Freytes tras evaluar una serie de pruebas que complicaron aún más su situación.
Además, el letrado le trabó a Gil un embargo por un millón de pesos sobre sus bienes. Cabe recordar que, fue detenido el 18 de agosto por haber participado en el secuestro y posterior muerte del joven de 18 años.
Tras la decisión de este 16 de diciembre, el joven de 22 años está imputado como presunto coautor del secuestro extorsivo agravado por haber provocado intencionalmente su muerte. En tanto, se presume que actuó con otras dos personas en la planificación del secuestro por el que se pidieron siete millones de pesos de rescate.
Una por una, las pruebas incriminatorias
Los hechos ocurrieron entre la noche del martes 16 y el domingo 21 de agosto. En ese periodo, la víctima salió de su domicilio en el paraje Cuchiras, en Las Tapias, y fue encontrado asesinado a golpes.
En la resolución de este viernes, el juez consideró: “Gil habría coordinado un plan común con otro/s autor/es con el objeto de concretar las distintas fases del secuestro”. En paralelo, estima que participó en la sustracción, retención, ocultamiento y exigencia de rescate de Aguilera.
Los informes de las llamadas entre Gil y el joven, los mensajes de Whatsapp, las cámaras de seguridad, la geolocalización del celular y testimonios comprometen al único detenido.
Cómo era la relación entre Aguilera y Gil
El principal sospechoso era empleado del corralón de materiales para la construcción del padre de Santiago desde mayo. Trabajadores del lugar y familiares de la víctima declararon que en reiteradas ocasiones, preguntaba por los bienes y el dinero de la actividad comercial de los Aguilera.
Gil tenía conocimiento de gestiones con una compañía de seguro y habría sido un dato utilizado en los mensajes extorsivos enviados a la madre de la víctima. El imputado tejió una relación que trascendió lo laboral con el fallecido. Los padres de la víctima se oponían al vínculo de amistad.
El sospechoso invitó a Aguilera a tomar una cerveza la noche en la que desapareció. Según las pesquisas, el imputado pidió que no dijera nada de los mensajes, supuestamente para que no se enterara su novia. Los investigadores creen que utilizó esa maniobra para no dejar rastros del encuentro en el chat.
Santiago había dicho en un principio que no podía juntarse porque al día siguiente tenía que ir al colegio, pero igual salió a esperarlo. Les mintió a sus padres sobre este encuentro al afirmar que iba a verse con otro amigo, Benjamín Altamirano.
Por su parte, el acusado además borró las llamadas realizadas en ese momento a la víctima, pero las pericias técnicas revelaron esas comunicaciones claves.
El dato clave a partir del auto y la geolocalización
Se determinó que Gil buscó a Aguilera en su auto Peugeot 405 que tenía detalles de pintura en la chapa. El mismo, fue marcado por los peritos cuando observaron imágenes de las cámaras de seguridad cercanas al corralón.
“Coincide en todo momento con la ubicación del teléfono que utilizaba Santiago”, detalló el juez sobre el movimiento de Gil en su auto entre la noche del 16 y la madrugada del 17 de agosto.
“Primero, en las proximidades del domicilio de Aguilera donde lo fue a buscar. Luego, en el sector de canteras donde encontraron el cuerpo sin vida de Aguilera. Finalmente, en el sector del domicilio particular de Gil en la ciudad de Villa Dolores”, detalló el jurista sobre la tenencia del celular de la víctima.
Junto a estos elementos que acreditan el “grado de probabilidad” del imputado, el juez consideró el riesgo de fuga o de entorpecimiento de la investigación para ratificar que siga en prisión.
Los mensajes que comprometen a Walter Gil
El juez también ponderó las “muy llamativas” coincidencias entre la escritura utilizada en los mensajes extorsivos enviados a la familia y la que empleada usualmente Gil en otros mensajes, “puesto que resultan idénticas”.
En sus mensajes habituales, Gil escribió “vijilados”, “buelvo”, “conquien” y “ala”, términos exactamente coincidentes con los plasmados en los mensajes extorsivos. “Gil habría sido la persona que, desde el aparato de la víctima, habría escrito el mensaje extorsivo como parte de la tarea asignada, mientras sus cómplices habrían retenido y ocultado a Santiago”, aseveró el juez.