Las estafas a turistas en Córdoba, han sido una postal repetida este verano. En este caso, fue la dueña de una cabaña en Santa Rosa de Calamuchita quien descubrió que utilizaban su propiedad para estafar a visitantes. Asegura que habría 60 víctimas de un delincuente que promete alquiler y tras el depósito de dinero, desaparece.
Hace dos meses, Roxana recibió el primer llamado de un inquilino de su cabaña, que ya había abonado el depósito y quería conocer más información. Sin embargo, ella no había cerrado ese trato ni recibido ningún dinero. Tras ese hecho, la mujer recibió una decena de llamadas similares.
Según el testimonio a La Voz, el estafador, al final del proceso y tras cobrar la seña, les pasa el teléfono real de Roxana y les indica que se comuniquen con la “cuñada” para la entrega de las llaves. Ahí desaparece y ya nadie puede contactarlo.
“Hay gente de Corrientes, de Rosario, de Río Cuarto, de Córdoba, de todos lados; en general les cobra entre el 30 y 40% de seña, entre 15 y 20 mil pesos”, detalla. En la publicación falsa, le agregan una piscina a la promoción, que la propiedad no tiene.
El contacto con los delincuentes
Cuando advertía el engaño en distintos perfiles de Facebook, la mujer se comunicaba para avisar, hasta que llegó a uno de “Soledad Villegas”. Allí se topó con el estafador y tuvo un intercambio de mensajes.
“Gracias por darme tanta vida a mi bolsillo, voy a seguir toda la temporada en sus cabañas, y gracias por hablarme de su Face, ya le cloné todas sus fotos así vendo mejor con su nombre y face”, le respondió.
El delincuente hasta le exigió dinero: “Por más que me den de baja los ‘Face´, tengo como 15 más, la única manera que desaparezca de sus cabañas y me vaya a otro lado es que me hagan un depósito de 15.000, si no quiere pagar empeora todo de ahora en más”, amenazó.
Sin respuesta de la policía
Apenas comenzó a recibir damnificados en su casa, la mujer radicó una denuncia en la Policía. Acudió con números de teléfono, las cuentas virtuales adonde le envían el depósito del dinero, pero parece no alcanzar.
En la Policía le dijeron a Roxana que nada podían hacer, que probablemente los llamados provenían de algún establecimiento penitenciario. De hecho, los engaños nunca cesaron. “Cambian de chips usan CVU virtuales, andan impunes así”, agregó la mujer.