“No es fácil la vida en la cárcel”: la excusa de un preso que estafó virtualmente a una familia

El delincuente creó una cuenta falsa en Instagram y engañó a una madre cordobesa que quería comprarles una mochila a sus hijas.

Interior de la cárcel de Bouwer, en Córdoba. (La Voz / imagen ilustrativa)
Interior de la cárcel de Bouwer, en Córdoba. (La Voz / imagen ilustrativa)

Un preso estafó en los últimos días a una humilde familia cordobesa y utilizó una insólita excusa para apañar su delito. Con el correr de los últimos años, los engaños virtuales se volvieron una moneda corriente tanto en Córdoba como en diferentes puntos del país y ya son varios los casos que se originan desde las cárceles.

En este caso, Amanda, una madre cordobesa, quería comprarle una mochila a sus hijas con unos ahorros que había juntado. Fue entonces cuando encontró una página de Instagram que ofrecía dos de esos artículos por 11 mil pesos.

Tras consultar las forma de pago, le respondieron que se realizaban por transferencia así que la mujer no dudó y depositó el dinero a la cuenta correspondiente. En la explicación de los procesos de envío, desde la página le dijeron que tardaba aproximadamente tres días, pero que las mochilas le iban a llegar a su domicilio.

No obstante, los días pasaron y al ver que los artículos no llegaban, la mujer comenzó a sospechar, hasta que intentó nuevamente contactar a la página y se dio cuenta de que la había bloqueado. “En ese momento me di cuenta de que algo había pasado”, señaló Amanda.

“Como me bloquearon, les hablé de otra cuenta y ahí me dijo que era un preso y que vivían de eso ‘porque no es fácil la vida en la cárcel’”, contó la mujer en diálogo con Arriba Córdoba. “Hace seis años que vivo de esto. Disculpame, pero no te voy a poder devolver la plata”, le dijo el delincuente a la mujer.

Ahora, la familia no podrá comprar otras mochilas

Según expresó Amanda claramente afligida, ahora la familia no podrá comprar las mochilas porque esa era toda la plata que tenían. “Creería que no voy a poder comprar otras mochilas”, dijo la mujer, con lágrimas en los ojos. Y concluyó: “Era el poco dinero que teníamos”.