Belgrano y una alegría necesaria en Alberdi

Gran triunfo del Celeste contra Gimnasia, uno de los rivales directos en la lucha por la permanencia. 

Belgrano y una alegría necesaria en Alberdi
Brunetta tuvo un buen regreso

La temática de los más de 25 mil hinchas de Belgrano que se acercaron a alentar al equipo fue la misma que en el banderazo del jueves: el aguante "en las malas mucho más". Eso pareció contagiar al equipo que, en el inicio, metió contra su arco al rival.

Pero Gimnasia lo fue controlando la pelota de a poco y emparejó el partido. El empuje celeste se quedó con el incesante aliento que bajó de las tribunas desde el inicio. Adentro de la cancha, parecía que el equipo se había cansado de ir para adelante. Pero, a los 27, estalló el Gigante con el zapatazo de Lugo que, después de un rebote, le pegó de lleno para llenarse la boca de gol y hacer gritar con ganas a los fanas piratas que necesitaban de una alegría.

Luego de la ventaja, Belgrano trató de no bajar de intensidad en ofensiva. Y lo logró. Porque Gimnasia no lo preocupaba más que con pelotazos desde la mitad de la cancha hacia los delanteros. Y el Celeste, cuando se proponía atacar, podía lastimar al rival. Para aumentar hubo una jugada de Sequeira por derecha y un disparo de Brunetta que pasó cerca antes del cierre del primer tiempo.

El segundo período arrancó con la gente recordándole a los jugadores “que esta noche tenemos que ganar”, como para que no se relajen y vuelvan a tener lejos al Lobo platense del arco de Rigamonti. Pero el equipo, quizá acusando el esfuerzo del primer tiempo, le dejó manejar la pelota a los dirigidos por Pedro Troglio. Desde el otro banco, el local, Diego Osella se desgañitaba pidiendo que sus jugadores salgan del fondo.

A los 11, después de alguna zozobra sin mucho peligro para el arco pirata, Brunetta tuvo el segundo con un disparo rasante desde afuera del área que sacó el arquero Arias.

Luego, el partido fue todo nervios. De un lado, el del visitante, buscando el empate con mucha gente en ataque y Belgrano aguantando y tratando de meter alguna contra tranquilizadora.

Desde afuera, los hinchas nunca se callaron. Y, con su aliento, trataban de alejar los fantasmas de la falta de triunfos. Y, como para recuperar aire, volvieron a meter un cierre de partido a puro canto, a puro aguante. Hasta que llegó el desahogo final con una contra que le quedó a Aguirre y terminó con el sufrimiento de los 30 mil piratas que festejaron mucho una victoria merecida y muy necesaria