El dueño del galpón de calle Pinagasta al 1.500, en Talleres Oeste, estaba harto. El Fiat Qubo llevaba varios días y varias noches ocupando un lugar y el propietario quería que el conductor, fuese quien fuese, se presentara de una vez y pagara como hacían todos los vecinos usaban el espacio.
Después de una semana llamó a la Policía: algo raro pasaba. Los uniformados revisaron el vehículo por fuera y comprobaron que estaba abierto. "Cuando entraron, encontraron dos bolsos repletos de 'ladrillos'. Había más debajo de los asientos. En total eran 22 paquetes, con un total de 23 kilos de cocaína", explicó a Día a Día el comisario inspector José Juárez, director de la zona este.
El hallazgo fue al anochecer del 26 de diciembre en este barrio del noreste de la Capital. De inmediato se dio aviso a Gendarmería y a la Fuerza Policial Antinarcotráfico, aunque por orden del Tribunal Federal N° 2 fue la FPA la encargada de la investigación.
"El dueño es un hombre que tiene un galpón que se usa como cochera para los vecinos del barrio. Él los conocía a todos, por eso le llamó la atención ese Fiat estacionado durante varios días. No recuerda quién lo dejó ahí, pero hay cámaras", sostuvo Juárez.
Hasta el momento, el vehículo no tenía pedido de secuestro. Además de la droga, se halló una balanza de precisión. De inmediato se dispararon los interrogantes: ¿por qué abandonaron la droga? ¿Estaba destinada al narcomenudeo? ¿Alguien debía retirarla y no pudo? ¿El conductor se asustó y decidió no volver?
A los investigadores les llama la atención que hayan abandonado la "mercadería", considerando que tiene un elevado costo en el mercado ilegal.