Un niño de 3 años en estado delicado, tras un principio de ahogamiento en Alpa Corral. Un hombre de 39 fue reanimado en el balneario La Toma, en Cosquín, afectado también por el agua. En época de verano, los tentadores ríos que tiene la provincia de Córdoba, atraen a miles y miles de turistas que no siempre respetan la complejidad de los cursos de agua.
"En el Suquía tenemos muchas situaciones de emergencia, hay algunos sectores en los que está prohibido bañarse, pero en muchos otros no. El problema es que la gente no respeta al río", aseguró a Día a Día Raúl Fuentes, jefe de la Patrulla del Río.
“Sucede a veces que intervenimos ante una emergencia, y en cuanto nos vamos, los chicos vuelven a meterse al agua. No siempre hay un adulto que asuma la responsabilidad”, apuntó Fuentes. Desde la Patrulla han articulado un protocolo de actuación con la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf), así como el Grupo Especial de Salvamento (GES), pero Fuentes considera que es un problema de concientización.
“Trabajamos para generar consciencia del riesgo que implica un río, más para los niños. Al Suquía se lo subestima, y por más que parezca manso en determinados sectores, el agua tiene mucha fuerza abajo”, indicó.
Y señaló que, además de los niños y adolescentes, muchas emergencias suceden con los paseadores de perros, en la parte en que la costa está hormigonada. “Hierve el hormigón, entonces el perro se tira al agua, y la persona se tira a rescatarlo. Luego el perro puede salir, pero la persona no tiene de dónde agarrarse”, describió.
Río arriba. Las crecientes repentinas son un factor de alto riesgo, del que muchas veces los bañistas no se percatan porque las lluvias pueden haber ocurrido río arriba, y no en el lugar en el que se están bañando. Por esto, es muy importante observar el comportamiento de las nubes y atender si cambian las condiciones del agua: si deja de ser cristalina, si arrastra restos de ramas u otros objetos de repente, o si observamos que poco a poco va subiendo el nivel.
Diego Concha, director de Defensa Civil, apunta que hay que estar atentos a estos indicadores, y ser respetuosos de las alertas que emite personal autorizado, como Defensa Civil o Bomberos. Asimismo, aclaró que ante una tormenta repentina, hay que salir del agua y alejarse de las márgenes del río.
El especialista subraya que el consumo de alcohol en los paradores serranos juega un rol fundamental en cuánto a la lucidez y los reflejos de las personas, y los vuelve aún más vulnerable a cualquier tipo de riesgo.
Golpes. Los ríos no sólo acarrean riesgos de ahogamientos, sino que la frecuente práctica de los "clavadistas" suele acabar varias veces en traumatismos varios. "Es una actividad muy peligrosa, y reporta muchos casos de traumatismos de cráneo severos, pero también golpes en el tórax y en los miembros inferiores", apuntó Concha.
En la ciudad de Córdoba, hay “confiados” que en épocas de calor practican esta actividad arrojándose desde los puentes. La falta de claridad del agua y la altura desde la que se arrojan son factores de acto riesgo para los bañistas.
TODOS
Córdoba tiene ríos más caudalosos, como el Mina Clavero y el Panaholma (en Traslasierra), el San Antonio y el río Cosquín (en Punilla), y el Santa Rosa y Anisacate (en Calamuchita). Pero la peligrosidad está presente en todos los ríos.