Un barrio, dos familias enfrentadas, drogas y un crimen

El sindicado narcotraficante Jorge "El Gallo" Altamira declaró en el juicio por el homicidio de su hijo, a manos de una familia rival. Versiones cruzadas sobre un asesinato en una zona conflictiva. 

Un barrio, dos familias enfrentadas, drogas y un crimen
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Por Alejo Gómez.

El hombre llegó ante los jueces esposado y custodiado por tres guardias que no se le separaron en los 35 minutos que duró su declaración. Miró a los dos acusados y se sentó frente al Tribunal, al que relató su versión sobre lo ocurrido en abril de 2016, cuando su hijo murió a puñaladas en una pelea.

Jorge "El Gallo" Altamira, sindicado por la Justicia como uno de los narcotraficantes de mayor renombre en Córdoba, fue el testigo "estrella" este jueves 2 de noviembre en la Cámara 11° del Crimen, a la que fue trasladado desde Bouwer para que, en calidad de querellante, contara los pormenores del asesinato de su hijo Diego, en el marco de un enfrentamiento con vecinos que vivían a una cuadra y media en barrio Colonia Lola.

"El Gallo", condenado en 2009 por la única causa por lavado de dinero en Córdoba, se encuentra actualmente en el Módulo MX2, tras haber sido detenido a mediados del año pasado en un operativo de la Fuerza Policial Antinarcotráfico (fpa) en Colonia Lola.

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Según la acusación, presenció el momento en que su hijo Diego fue perseguido con un cuchillo por Maximiliano Quiroga, uno de los imputados por "homicidio agravado". El otro es Carlos Quiroga (padre de Maximiliano), quien asiste al juicio en silla de ruedas por un disparo en la espalda que hace varios años lo dejó paralítico, aunque "El Gallo" dice que es una simulación y sí puede caminar.

"No sé para qué usa silla de ruedas. Yo vi cuando se paró, se apoyó contra una reja y le apuntó a mi hijo Diego. Alcancé a pegarle en la mano y erró el tiro", dijo "El Gallo" en una sala cargada por la presencia de las familias Altamira y Quiroga, quienes crecieron juntas en esta conflictiva zona del sureste de la Capital.

"Con los Quiroga nos conocemos hace 50 años. Carlos Quiroga es un tipo 'embrollado', tiene un arma escondida y anda siempre a los tiros. Es el 'armero' del barrio, se dedica a arreglar armas y alquilarlas. Todos en el barrio saben eso", aseveró.

Los Altamira. Su versión, que por supuesto es distinta a la de los Quiroga, es que aquella tarde del 13 de abril de 2016 dormía la siesta cuando una de sus hijas lo despertó para decirle que Carlos Quiroga quería verlo.

"Yo sabía que tenían problemas con mi hijo. Cada vez que pasaba por la vereda de ellos se 'armaba'. Incluso cuatro meses antes, Carlos Quiroga le había pegado un tiro a Diego en la mano", comenzó Altamira.

"El Gallo" hizo el trayecto de una cuadra y media en una camioneta que conducía un nieto. En la vereda lo esperaban Quiroga padre y dos hijos, entre ellos Maximiliano.

"Le dije a Quiroga 'hasta cuándo me vas a estar jodiendo'. En eso llegó mi hijo Diego en una moto y Quiroga le dijo a su hijo '¡pegale ahora, pegale ahora!'". Maximiliano Quiroga sacó un cuchillo de la espalda y lo salió a correr a mi hijo, que al rato llegó tambaléandose, bañado en sangre", sostuvo.

Siempre según su declaración, Carlos Quiroga lo vio a Diego y "como a siete metros sacó un arma para rematarlo", pero justo "El Gallo" alcanzó a pegarle en la mano. "No sabría decir dónde impactó el tiro", dijo el testigo, quien adujo tener problemas de memoria por una operación en la cabeza.

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"Si yo hubiera estado armado, esto no hubiera pasado", siguió Altamira, para quien su hijo Diego "se la bancaba con las manos, pero nunca usó un arma". Las puñaladas, que según la acusación fueron tres, dañaron nervios y arterias del brazo derecho de Diego Altamira, quien intentó cubrirse del ataque.

Murió al mediodía del 14 de abril en el Sanatorio Parque de San Vicente debido a "un shock hipolovémico" por la pérdida de sangre. Según el fiscal de Cámara Diego Albornoz, el cuadro de la víctima se agravó porque los Altamira habrían intentado buscar primero a un médico clandestino que finalmente no los atendió.

Cuando se decidieron por el Sanatorio Parque, ya era tarde.

"El Gallo" reconoció que buscaron primero a otro médico, pero dijo que fue "en una clínica en barrio Altamira".

Luego dio una de las tres interpretaciones que rondan el juicio sobre las causas del viejo enfrentamiento entre ambas familias: según "El Gallo", los Quiroga "hostigaban" a su hijo Diego y a la novia de éste, a quien le "gritaban cosas" cuando pasaba por el frente.

El juicio siguió a puertas cerradas con dos testimonios más. "El Gallo" fue esposado y llevado nuevamente a Bouwer.

Los Quiroga. Las otras dos interpretaciones sobre la "bronca" entre vecinos surgen de los Quiroga. Durante la Instrucción, Carlos Quiroga reconoció que el problema venía "de hace un par de años" y culpó a Diego Altamira, quien siempre "hostigaba" a sus hijos. "Estaba pasado de rosca, se chupaba y ahí molestaba. Había problemas cuando se chupaba o se drogaba", declaró.

La tercera interpretación está relacionada con el narcomenudeo. Parientes de los Quiroga le dijeron a Día a Día que Diego Altamira los "apretaba" constantemente para que ellos volvieran a vender drogas para "El Gallo".

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"Hace muchos años, nosotros 'vendimos' para los Altamira. Cumplimos penas en la cárcel por eso. Tiempo después decidimos cambiar de vida y conseguimos trabajos. A ellos eso les molestó, y por eso siempre nos amenazaban para que volviéramos a ser sus 'perros'", aseguraron.

"El 'Gallo' se hace la víctima, pero todo lo que dijo en el juicio es mentira. Maneja la droga en el barrio, ha comprado policías, jueces, fiscales. Quiere hacer pasar esto como un problema vecinal, pero no es así", agregaron.

Consultado por este diario, el querellante Miguel Juárez Villanueva (abogado de "El Gallo") se mantuvo en la hipótesis de un enfrentamiento vecinal. En el transcurso del juicio se sabrá si surgen pruebas sobre disputas relacionadas con el narcotráfico.