Por Matías Candoli
El tránsito afuera del Kempes estaba insufrible. Inclusive dos horas antes del comienzo del juego, los autos, camiones, camionetas y colectivos iban a paso de hombre. Hasta algunos se animaron a bajarse para ir caminando y seguro llegaron antes que los que querían llegar en vehículos. La fiesta de Talleres estaba anunciada y nadie se la quería perder en la previa contra River.
Las tribunas, como era obvio, tardaron un poco en llenarse. Inclusive estaba habilitada la popular Artime que, a la hora de inicio, no estaba cubierta ni un tercio. Pero el color albiazul empezó a dominar el ambiente. Apareció Guillermo Hemmerling, locutor oficial de la T y presentó a Adrián Gómez. El humorista, caracterizado como Ricardo Mario Alberto, cantó un cuartetazo ganchero para que empezar a calentar las gargantas. "Late, late la T", cantaron todos y eran lo que todos querían.
Los equipos en cancha en el precalentamiento se contagiaron de lo que pasaba afuera aunque hacían esfuerzos para concentrarse. Luego de que se fueron a los vestuarios, las luces de afuera se apagaron totalmente. Los celulares con aplicación oficial dieron su espectáculo aparte y, junto a la salida de los jugadores ya vestidos para jugar, empezaron los fuegos artificiales, los papelitos y las gargantas de los hinchas de Talleres estaban a punto caramelo. Y el marco no llegó a un lleno total pero más de 40 mil hinchas se aprestaban a seguir disfrutando.
Si hasta se demoró el inicio del juego porque tantos papelitos que había en la cancha impedían la visión de las líneas. Pero la T empezó a latir temprano. Y eso quedó en claro en la previa que la T, late en el Kempes.