Piruetas en el vientre - LORENA MOYANO (35).
Ya había preparado su bolso para dar a luz el 5 de octubre, por cesárea. Su hijo, a quien llamaría Rager Ibraim Teves, crecía sanito en su vientre pero se había puesto de cola. 15 días antes del parto, el niño hizo piruetas y se acomodó, cabeza abajo, para ver por primera vez la luz.
Pero cuando su mamá, Lorena Banesa (con "B larga", aclara) Moyano entró a la sala de parto, el pequeño se había dado vuelta otra vez.
“Tuve que ir a cesárea, no me quedó otra –comenta la mujer, quien además fue madre de otros dos niños (César Agustín y Brenda Solange) por parto natural–. Ahora me cuesta más recuperarme”.
Rager nació con 3,950 y es la debilidad de esta familia de Pilar.
Nombres con onda - SOLEDAD SALICA (28).
El segundo cuesta menos que el primero, asegura Soledad, con 26 semanas de gestación.
Cuando quedó embarazada por primera vez tenía 21 años y muchos miedos. Hoy tiene 28 y va de nuevo a cesárea.
Aquella vez, su bebé tenía dos vueltas de cordón. Y, ahora, una patología que le impide hacer fuerza. Relajada y con ganas de ser mamá por segunda vez, Soledad aún no sabe qué nombre le pondrá.
“En la familia quieren Genaro”, comenta. Laura, la médica que la atiende, aprueba: “Muy bien que rescaten los nombres de antes. Con las modas de las novelas, fui testigo del nacimiento en Córdoba de una Sherezade, un Onur y, el más reciente, de un Amenhotep”, cuenta, divertida, en relación a la famosa serie Moisés.
Seis hijos por parto natural - PAOLA CÁCERES Y MARGIT VILLASECA.
Las dos viven en barrio José Ignacio Díaz, en el sur de la ciudad de Córdoba, pero por sus embarazos se conocieron en la sala de espera de la Maternidad provincial.
Paola Cáceres (derecha) tendrá su sexto hijo a los 37 años, todos por parto natural, al igual que su vecina, Margit Villaseca (24), madre primeriza de 39 semanas de gestación, a punto de dar a luz a su bebé.
Ambas cursan embarazos de bajo riesgo, por eso evitarán las cesáreas. “Es más rápido –dice la experimentada Paola–. Es un ratito y después te vas a tu casa”.
A su lado, su pareja la mira sin asentir, como negando con la cabeza. El hombre reconoce que está asustado hasta los dientes.