La Liga Cordobesa de Fútbol anunció a finales de septiembre que la competencia en el año 2020 se suspendía. La situación epidemiológica por la pandemia de coronavirus impidió el inicio de los torneos y muchos jugadores se quedará con las ganas de volver a jugar. La historia de Germán Pettinari, capitán de Avellaneda, que ascendió a Primera A en octubre de 2019, no es la excepción.
Sin chances de juntarse a entrenar y menos de volver a las canchas, el defensor del Rojo de Jardín del Pilar, tuvo que priorizar su trabajo y le contó a Vía Córdoba cómo la están pasando él y su familia: "La estamos pasando bien que no significa que no sea duro. Seguimos con la misma rutina de laburo, muy pocas reuniones porque no puedo andar de acá para allá por mi bebé que ocho meses, para proteger a mi familia. Desde que empezó la pandemia ni arranqué a correr porque se ha multiplicado mi trabajo, gracias a Dios. Se me abrieron nuevas puertas, entre mi hijo y mi trabajo no tengo tiempo de entrenar ".
Su hijo Dante y su esposa Rocío Martínez son los pilares fundamentales en la vida de Germán. Y también el resto de su familia que siempre lo acompañaron en su carrera.
Pettinari arrancó en la Escuelita de Fútbol del Instituto Parroquial San José, después estuvo cinco años en Banco de Córdoba, de Argüello donde debutó a los 15 años en primera. Luego entró a la Facultad de Ciencias Económicas donde llegó hasta cuarto año y luego tuvo que dejar para trabajar. Después consiguió el pase libre, jugó en el Deportivo Alberdi y después pasó a Avellaneda, estuvo en Universitario, en Peñarol de Cura Brochero y regresó al Rojo para conseguir el ansiado ascenso a la Primera A en 2019. Y, con 31 años, quería jugar en esa categoría pero la situación por la pandemia de coronavirus se lo impidió.
"Tuvimos un plan de entrenamiento al principio de la pandemia, lo hacía a medida que podía, le mandábamos los videos al profe Paul. Pero lamentablemente tuve que dejarlo de lado porque tuve que priorizar el trabajo. Económicamente estamos viviendo una situación dura en el país. y hay que aprovechar para poder pasarla lo mejor posible ", describió Pettinari.
Y en priorizar el trabajo, el capitán del equipo de barrio Jardín del Pilar, tuvo que agregar a sus cobranzas semanales el alquiler de equipos de estética. Y el fútbol quedará para cuando se pueda volver a entrenar y haya alguna fecha cierta de vuelta a la competencia en la Liga Cordobesa.
A PESAR DE TODO, MIRA PARA ADELANTE. A sus 31 años, Germán Pettinari sabe que la edad es condicionante. Pero no por eso deja de ilusionarse con lograr cosas en el mundo del fútbol. "Los sueños siempre están. No sé si decirte guardados en un cajoncito pero siempre están a la expectativa de que pueda surgir algo. Hay que ser realista y saber que uno está en los momentos finales y más en la Liga Cordobesa que a los 34 ya te obligan a retirarte. No estoy de acuerdo con eso porque, al no permitir mayores se nota en el nivel. Uno va a jugar afuera, en el campo, veo gente mayor que entrena en muy buen estado y ves la calidad de otro fútbol. Son decisiones que se toman y hay que cumplirlas. De otras maneras no se podría jugar en la Liga Cordobesa", opinó el defensor quien alguna vez jugó de volante y con los años se fue corriendo al centro para terminar jugando en la zaga central.
Este parate obligado con suspensión de la competencia en la Liga Cordobesa también mereció una reflexión por parte de este auténtico referente de Avellaneda: "Estoy como muchos, decepcionado. Y más los que ya pasamos los 30. Tengo 31 años y es un año perdido. Habíamos hecho pretemporada y te decepciona no poder haber arrancado porque se decretó la cuarentena un día antes de empezar a jugar".
También dijo: "Tenemos que esperar que empieza AFA. Hasta que ellos no empiecen nosotros no estamos ni en la mira de empezar, sabiendo que se puede. Buscándole la vuelta y las responsabilidades de cada uno de los chicos de los clubes, con las ganas de jugar y creo que, si hacemos bien los protocolos, todos o la mayoría por lo menos lo cumpliríamos y así poder jugar".
AUTODESCRIPCIÓN Y HUMILDAD. Y el recuerdo de sus años juveniles hacen que Pettinari se auto describa como jugador: "Soy de los que entregan todo hasta el último minuto, que no da por perdida ninguna pelota y también un jugador más estratega, más tiempista. Con el correr de los años, me he vuelto cada vez más pensador".
Y agregó: "Cuando era chico corría mucho, sobre todo cuando me ponían por las bandas y a medida que pasaron los años, me han corrido más para el centro de la cancha. En las últimas campañas hasta he jugado de marcador central, para ordenar el equipo. Me considero humilde, para nada orgulloso, pero hago notar mi presencia en la cancha y hago notar también la experiencia, de todos estos años que he jugado".
Con el camino recorrido en las canchas de la Liga, Germán Pettinari es palabra autorizada para hablar de la pasión que sienten los que sábado a sábado se ponen los cortos para jugar en los clubes. "Esa pasión, como he dicho alguna vez, supera ese sacrificio, ese gustito amargo de decir 'tengo que dejar a la familia, tengo que salir un rato antes del laburo, deber favores en algún lado, para poder jugar'. Cuesta mucho, y de eso se trata el sacrificio. Es pura pasión, es todo a pulmón. No tenemos muchas comodidades para jugar y hacemos posible cada sábado para que todos los clubes salgan a la cancha y demuestren lo mejor que tenemos. Es nuestro cable a tierra así que se compensa todo el sacrificio totalmente. Se gane o se pierda, se gana mucho más estar entrenando y jugando. Se ganan muchos amigos, que es la familia que nosotros elegimos. Pasamos el mayor tiempo de la semana con ellos. Y totalmente vale el sacrificio", definió el capitán de Avellaneda.
Y, como referente, dejó un mensaje para los más chicos: "Que sigan entrenando, espero que no hayan aflojado, que le hayan sabido buscarle la vuelta, más teniendo mucho tiempo libre que alguno que tenga laburo y familia. Es un momento que pasamos, que nos toca vivir y hay que aceptarlo. Pero hay que seguir y hay que sacudirse todo lo que pasó y aprender de lo que nos ha tocado vivir. Olvidarnos, no nos vamos a olvidar pero hay que seguir metiéndole para adelante que muchas veces el futuro de Córdoba depende de ellos. De la pasión que ellos le pongan porque de eso se trata jugar en la Liga".