Precursores del narco: la radiografía de quienes viven de ésta actividad

La FPA identifica en toda la provincia a 279 referentes del narcomenudeo, entre condenados, detenidos y bajo vigilancia.

Las calles de Ciudad de Mis Sueños son testigos del abandono en el que están el barrio y sus vecinos.
Las calles de Ciudad de Mis Sueños son testigos del abandono en el que están el barrio y sus vecinos.

Por Juan Manuel González.

Basta ver el mapa del total de causas iniciadas en Ciudad de Mis Sueños durante los últimos años para dimensionar el impacto: los domicilios involucrados en el narcomenudeo se desparraman por toda la geografía de 565 casas, donde la mayoría son bajas y sin lujos.

Distintas son las que ocupan los "referentes del narco", considerados líderes por tener más de un quiosco, por los volúmenes de droga que mueven, por la cantidad de personas que trabajan para él (o ella) y por la permanencia en el negocio.

La FPA identifica en toda la provincia a 279 referentes del narcomenudeo, entre condenados, detenidos y bajo vigilancia. El fiscal Marcelo Sicardi lo ejemplifica así: "Un referente es quien tiene un maxiquiosco de droga, abierto las 24 horas".

Los fiscales Romero y Sicardi coinciden en que las viviendas de los referentes del narcomenudeo nada tienen que ver con la de sus vecinos: pisos de porcelanato, varios aires acondicionados, ducha escocesa y hasta piscinas aparecen en las casas narco, incluyendo varias de las allanadas en Ciudad de Mis Sueños.

El Tuerto Cacho, Raúl Cuello, ocupa dos casas visiblemente ostentosas en la calle de acceso a Ciudad de Mis Sueños. Consultado respecto de la situación de éstas, el Ministerio de Desarrollo Social prefirió no hacer declaraciones ni informar a Día a Día si aquellas que alguna vez fueron sociales están escrituradas y quién es el propietario actual.

En la base de datos de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), no hay registros de actividad laboral de El Tuerto Cacho. El sistema del Banco Central de la República Argentina no registra ningún movimiento de él: no usa cheques ni tarjetas de crédito, no solicitó préstamos, no le debe nada a ningún banco o financiera.

La mano derecha de El Tuerto Cacho es, desde siempre, Juan "Fufi" Quevedo. Hace 15 años, en agosto de 2002, Quevedo era un joven de 21 años que vivía en barrio San Vicente y no tenía antecedentes penales. El 9 de agosto de ese año, la Policía irrumpió en una casilla de Entre Ríos y Costanera, en Villa La Maternidad. Era el mediodía y ambos preparaban las "tizas", jerga de la época para nombrar a la cocaína, que escondían en un pozo sobre la ribera sur del Suquía. Se les secuestró 1 kilo y 800 gramos de cocaína, lo que les valió a ambos sendas condenas del Tribunal Oral 1.

A Raúl Cuello, el motín de la Penitenciaría San Martín, en febrero de 2005, lo encontró como uno de los responsables, por lo que fue condenado mientras estaba preso por narco. Recién fue excarcelado en 2008 y se radicó en Ciudad de Mis Sueños. Aunque su nombre sobrevuela en escuchas, causas federales conexas, registros de investigaciones policiales, denuncias anónimas y es una de las pistas que se siguió por el robo de las pistolas en Jefatura, no volvió a ser detenido (salvo por un incidente menor en Cura Brochero, contó su exabogado a Día a Día).

Fufi recuperó la libertad antes que su jefe histórico, fijó su domicilio en Ciudad de Mis Sueños y no se rescató: el 23 de mayo de 2008 fue detenido en Coronel Suárez, provincia de Buenos Aires, por robo a mano armada. A los dos meses, su novia, Marcela Sánchez, fue detenida cuando viajó a visitarlo, después de robar en tres tiendas de ropa y causar destrozos en el hotel en el que se alojó junto a tres adultos y un menor de edad. Él desde la cárcel de Junín (Buenos Aires) y ella desde el noreste de la ciudad montaron una nueva organización, para operar desde Yofre hasta Argüello.

El 29 de marzo de este año, el fiscal federal Enrique Senestrari avanzó sobre esta banda: ordenó una serie de allanamientos que derivó en el secuestro de cuatro kilos de cocaína, 1,6 millones de pesos y una flota de autos de lujo. Fue un golpe a la mano derecha de El Tuerto Cacho, "el narco que nunca cae".