La cuarentena por la pandemia de coronavirus afectó una gran cantidad de actividades a nivel mundial. El deporte no fue la excepción y si bien en algunos paises retornó la competencia de algunos de ellos, en Argentina todavía se está lejos. Así, algunos deportistas cordobeses dieron su testimonio a Vía Córdoba sobre cómo afrontaron esta etapa, cómo se adaptaron a los entrenamientos y su futuro.
Futbol para pocos
El fútbol fue una de las actividades que retomó la competencia en diferentes partes del mundo. Las ligas más competitivas y reconocidas como la italiana, española o inglesa, entre otras retornaron a la actividad para concluir sus respectivos torneos. En Córdoba y Argentina la situación es otra.
Talleres, Belgrano e Instituto que se desempeñan en la Superliga y la Primera Nacional respectivamente aún no pudieron retomar ni los entrenamientos, mientras tanto los jugadores continúan con la puesta a punto física desde sus hogares. Los que sumaron su testimonio fueron Guido Herrera, de la "T", Juan Quiroga, por el lado del "Pirata" e Ignacio Antonio, de la Gloria.
Talleres fue uno de los clubes que más hincapié puso en retomar los entrenamientos cuanto antes, con los debidos protocolos ante el coronavirus. No encontró eco en AFA y debió licenciar al plantel. Para Guido Herrera la ansiedad también es en distintos planos. Como arquero siente más la inactividad, es un referente del plantel a la hora de las declaraciones, pidiendo volver a las prácticas; y además, su transferencia a otro club parece inminente.
"Calculamos que ya estamos más cerca de un regreso, en la etapa final porque la mayoría de las ligas volvieron a la actividad. Pero la verdad, fue desgastante en los psicológico. Es muy complicado tener la cabeza firme durante cuatro meses sin que haya objetivos claros, más allá de que en lo personal no dejé de entrenar ni un día", puntualizó el capitán de la "T".
Respecto de esas dificultades, detalló: "El trabajo para el arquero se va construyendo día a dia, con el profe, con los compañeros del puesto. Lo fuimos haciendo con videollamadas y ahora, que hay más espacios para entrenar y con tareas más específicas, estamos mejor. Era lo que pedíamos, entrenar en el predio del club, en vez de correr en el parque"
Por el lado de Belgrano, a Juan Quiroga la situación en general lo tomó en una realidad todavía más incierta, porque el 30 de junio finalizaba su contrato, que finalmente extendió. "Esto nunca había ocurrido antes, pasar tanto tiempo sin entrenar en grupo. Ahora podemos hacer la parte aeróbica, correr, y es importantísimo para no perder masa muscular y ajustar lo nutricional. Abril, mayo y parte de junio los pasé con incertidumbre, hasta con malestar en algunos días, por el tema del contrato. Pero por lo general me sentía tranquilo, estoy en un buen momento y la renovación para quedarme en Belgrano me da energía. Estoy fuerte para lo que viene".
¿Y cómo lo toma el plantel? Lo explica el temperamental marcador de punta. "Es difícil porque no pensamos que la cuarentena sería tan larga, y lo que se intenta es no caer en la parte anímica. Hablamos mucho en el grupo para ayudarnos, y para enfocarnos en que debemos salir fortalecidos de todo esto. Además, confiamos en que se van a jugar las nueve fechas que faltan del torneo de la Primera Nacional y eso nos ilusiona en que podemos pelear por algo".
Por su parte, Ignacio Antonio, referente en Instituto más allá de su corta edad, transcurre el aislamiento en la serenidad que transmite Villa Giardino.
"En la parte física la cuarentena no me afectó, porque no frené nunca. Vivimos de esto y hay que estar preparado en todo momento. En el pueblo hubo pocos casos y los controles fueron menos estrictos, así que pude salir a correr y eso me ayudó mucho. Y en lo emocional estoy bien porque aproveché para estar con mi familia y para estudiar. Porque hago cursos sobre alto rendimiento y empecé la carrera de periodismo deportivo".
Respecto a lo colectivo, el volante central afirmó: "Por lo que vi en las reuniones de zoom, el plantel tiene la moral alta. Todos con ganas de volver pronto a los entrenamientos. Sobre todo los que viven en Buenos Aires y en lugares en los que no hay tantas libertades para entrenar. Por eso esperamos ansiosos algún tipo de confirmación sobre el regreso a las prácticas".
Sueño Olímpico, en pausa
Sin dudas que en el calendario deportivo el 2020 era un año más que trascendental ya que se llevarían a cabo los Juegos Olímpicos de Tokio. Pero todo eso se vio frustrado y fueron pospuestos para el 2021. En ese camino a Japón estaban Lautaro Bazán Vélez, con los Pumas Seven y Andrea Berrino que buscaría su clasificación, en natación, en los diferentes torneos de este año previos a la cita olímpica.
Justamente ellos fueron los primeros en retomar los entrenamientos por una decisión de la Agencia Córdoba Deportes de permitir a deportistas federados clasificados a Tokio o con altas chances de hacerlo de poder volver a la actividad con lo protocolos correspondientes.
En este grupo está el hombre del Córdoba Athletic quien contó cómo vivió esta cuarentena que lo agarró retornando de una gira justamente con el seleccionado argentino que ya tenía asegurado un pasaje a Japón.
"Volvimos de gira en marzo y justo arranco la cuarentena. Al principio pensábamos que iba a ser cortito y fuimos haciendo algunas cositas. A media que se extendió, el preparador físico nos hacia planes específicos de acuerdo a lo que teníamos. Me traje bicicletas, pesas, tenía espacio para correr en la cochera. El "PF" me armó un plancito adaptado, cuando se habilitó a correr salimos a correr", contó Lautaro.
Si bien la cuarentena se iba haciendo larga, medio scrum aprovechó para ponerse a punto con la facultad y finalmente recibirse. "Al principio era bueno esto de estar en casa para nosotros que viajamos mucho. Pero despues un poquito raro, se hizo pesado entrenar en el mismo lugar encerrado. Lo bueno es que pude hacer otras cosas y me pude recibir. Estuve mucho tiempo al vicio y le metí mucho a la facultad", contó el flamante martillero público.
Ahora, a partir de la habilitación que les otorgó la Agencia Córdoba Deportes pueden entrenarse todos los días en Palermo Bajo. Allí está junto a sus otros compañeros del seleccionado argentino: Gastón Revol, Fernando Luna, Germán Schulz y Luciano González.
"Cuando se habilitó para correr, fue buenísimo y sobre todo para desprenderse de la bici porque estábamos hartos -comentó entre risas-. Desde que nos autorizaron a ir al Bajo estamos más cómodos, seguimos entrenando con peso en casa, pero es otra cosa así".
Aún así el objetivo de este año era Tokio y lógicamente se vio frustrado, pero no pierde las esperanzas. "La ilusión y el objetivo final estaba puesto en los Juegos, nos queremos matar. Pero bueno, son cosas que pasan y pasó ahora. Por suerte se postergaron y todavía tengo edad para llegar", concluyó.
El agua, medio clave. Si bien todos los deportistas se vieron afectados por no poder entrenar o por entrenarse lo mínimo indispensable para mantener su forma física, los nadadores se perjudicaron aún más ya que perdieron el contacto con el agua y eso es clave e irremplazable. Andrea Berrino había hecho toda su preparación pensando en el Sudamericano que se disputaría en el mes de marzo, en el Centro Acuático del Parque Roca y el nacional de Brasil.
Allí iría a buscar la marca que la depositara en Tokio, pero otra vez, el inicio de la cuarentena frustró todos los planes. Antes de que se decretara la cuarentena ella se encontraba en Buenos Aires, alcanzó a entrenar un sábado y todo quedó suspendido, por eso ese mismo lunes, previo a que se decretara la cuarentena, volvió a Córdoba para viajar a su Río Tercero natal.
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"Yo me había agarrado una mochila como para 15 días y me comí dos meses" comenta entre risas Andrea. Y agrega: "Como todos, tuve muchos altibajos semanas motivada, con clases y entrenando a la mañana y tarde. Después tuve mis momentos de bajón de no querer hacer nada. Fue muy duro, tenía los horarios cambiados, me acostaba a las 3 de la mañana viendo series, cosa que nunca hice en mi vida. Pero me pude acomodar y armé una estructura".
Al igual que Bazán Vélez, Berrino es una de las deportistas que pudo volver a los entrenamientos. De esta forma se encuentra realizando doble turno y nadando en la pileta del club Universitario. "Desde el Kempes me acercaron pesas, no es lo mismo que el gimnasio pero puedo entrenar. Así que me enfoco en mejorar otras cosas también. Estoy haciendo yoga y eso me ayudó muchísimo".
Si bien la suspensión de los Juegos Olímpicos podría haber impactado de forma negativa, Andrea trató de convertir eso en una nueva motivación. "En cierto punto en mi cabeza dije 'está bien, se suspendieron lo Juegos', era una situación que sobrepasaba. Traté de verlo como que tengo más tiempo para prepararme. Lo estuve laburando mucho con mi psicólogo en cuarentena y ahora", explicó.
Por el momento, solo se preocupa por entrenar y mantener la motivación, ya que como para todos el futuro es algo incierto. "Pensar en eso es gastar energía en algo que no puedo manejar. Lo que puedo manejar es seguir mejorando en los entrenamientos. Para un deportista entrenar sin un calendario es complicado, hay que enfocarse en objetivos mas cortos".
Pidió minuto
El otro deporte que se vio completamente paralizado en plena competencia fue el básquet. El 13 de marzo la Asociación de Clubes de Básquetbol (AdC) emitía un comunicado en el que informaba que la Liga Nacional quedaba suspendida. Pero meses más tarde, el 17 de junio, la misma entidad la daba por terminada sin campeón ni descensos.
Esto afectó de dos formas a Gastón Whelan, el base de Instituto que la temporada anterior llegó a la final con San Lorenzo. Por un lado se le terminaba la temporada y a eso se le sumó que también se le finalizó su contrato en junio y no logró renovar con "la Gloria".
Así que vivió distintas etapas en la cuarentena: "Al principio de la pandemia, más allá de la incertidumbre el PF nos pasaba planes y cada uno lo amoldaba a los recursos que tenía y para tratar de trabajar todos los músculos. Cuando pasaron los meses, los jugadores ya estabamos libres y no teníamos la obligación de seguir entrenando con el club. No teníamos esa responsabilidad, pero seguíamos entrenando para no perder el ritmo y tratar de mantenerse en forma", apuntó.
Fue una primera etapa de mucha creatividad e imaginación. Pasamos de levantar barras y mancuernas a estar en un departamento levantando bidones, habia que rebuscársela. Después alquilamos kits y elementos a gimnasios y eso nos permitió hacer más cosas, cambiamos un poquito los estímulos y elevamos la intensidad de entrenamientos. Lógicamente lo de básquet era nulo, la acción de tirar al aro o movimiento y técnica era imposible", remarcó.
Más allá de lo estrictamente físico, la cabeza jugó un rol fundamental en esta etapa, así lo comenta: "Fueron dias de muchos cambios o picos motivacionales, semana a semana. Al principio estabamos con la incertidumbre y le agarrábamos el gustito a estar encerrados y después ya te daban ganas de salir a cualquier lado".
"Por momentos la llevábamos bien porque encontrábamos cosas para hacer y para ver y otros momentos en que daban ganas de hacer algo de básquet o volver a la vida cotidiana. Nos tendremos que acostumbrar porque esto del barbijo y el distanciamiento va a seguir", comentó el joven que también compartió esta etapa junto a su pareja.
Pero mientras todo esto pasa y los entrenamientos siguen en casa, Gastón piensa en su futuro: "Si bien se abrió el mercado en Liga Nacional como en el exterior, estoy esperando una oferta para ver la mejor opción que podemos tomar sabiendo que la pandemia afectó a todos los clubes, no solo de Argentina sino el exterior".