Por Jorge Luna Arrieta
Pasar un rato con Los Caligaris, la mejor cura. Los muchachos de Residencial América (ahora mudados a Alta Córdoba) cumplen 20 años como generadores y embajadores de la alegría. Es que fronteras afuera son un fenómeno latinoamericano. Puertas adentro, son unos más de nosotros. Pero, afuera y adentro, con la simpleza, la complicidad, la creatividad y la coherencia de sostenerse en el mismo pilar del comienzo: la banda.
Esta noche, Caligaris tendrá su celebración en casa. El escenario elegido es el de Plaza de la Música, al que arribarán por primera vez con su show. Para ello, hay una puesta en escena muy especial, que incluye una larga lista de canciones, importantes invitados y mucho circo, en el estricto sentido de la palabra, y pensando en lo que significa ese espacio para varios de los integrantes de la banda cordobesa, por lejos, de mayor proyección internacional.
Durante la semana, visitamos la Calicueva, el flamante espacio que Caligaris tiene en Alta Córdoba. Allí está su sala de ensayos y el lugar de juntada de todos sus integrantes. Y allí realizamos un divertido y musical Facebook Live.
La charla fue y vino por distintos lugares y situaciones. Acá rescatamos algunos fragmentos. Consultados sobre algunos momentos especiales, los recuerdos atropellaron. "Cuando salió el primer disco"; tiró Raúl Sencillez, el baterista. "Cuando fuimos por primera vez a México", acotó Valentín, tecladista y uno de los compositores de la banda.
En tanto, Marcos se encargó de explicar la esencia del grupo: "Los Caligaris tienen una sólida identidad, con muchas personalidades. Yo no tocaba el saxo, me hice saxofonista y amante de la música. Soy padre de familia, amo la banda que tengo y amo lo que hacemos. Siempre supimos que Caligaris tenía que ser una banda de alegría. Hubo una evolución y un crecimiento, pero siempre hubo unión. Cuando nos preguntan cuál es nuestro mayor éxito, no sé si es el de una canción; es el de estar siempre juntos".
Por su parte, Juan, uno de los cantantes, contó: “Imaginar esto no lo imaginás, pero siempre lo soñás... De a poquito fuimos cumpliendo cosas. Soñábamos con vivir de la música, con viajar, vivir con tus amigos todo esto. Somos exitosos desde el momento que podemos hacer lo que hacemos".
Las anécdotas van y vienen. Las carcajadas se viralizan. "El momento del quiebre fue cuando explotó Nadie es perfecto, en el 2002. Ahí la cosa se transformó en algo profesional, con un sonido grande y el primer colectivo", indicó Juan. "El colectivo tenía 20 asientos y nosotros éramos 21", agregó Raúl. "Había uno que quedaba siempre de sombrero y le tocaba ir en el banquito de la batería. Era por orden alfabético al que le tocaba. Era terrible", sumó Martín.
Sobre la música que desarrollaron, Juan señaló: "Nos fuimos animando con distintos ritmos a transmitir nuestros mensajes. Lo más lindo es subir al escenario y que las canciones propias sean cantadas y aplaudidas por la gente". En tanto, Valentín agregó: “Tenés que crear tu propio universo de canciones. Soy de leer mucho y por ahí aparece una palabra suelta que me inspira algo. Cuando encontrás el estribillo, te emocionás".
El reconocimiento ya es afuera y adentro. El miércoles, recibieron uno de la Legislatura de Córdoba. Esta noche, el de todo un público que siente con orgullo que estos coterráneos esparzan tanta alegría por el mundo, con sello bien cordobés.
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PARA IR
Las entradas tienen un costo de 270 pesos. Anticipadas, en Edén (y todos sus puntos de venta) y sucursales de Mariano Max.