Este miércoles se vivió una profunda conmoción en el partido bonaerense de Lomas de Zamora por el hallazgo del cuerpo de Richar Alejandro Sánchez Escobar, quien fuera asesinado por su esposa, Gilda Rosalía Acosta Duarte, y luego enterrado bajo cemento en un ropero de la vivienda en la que residían.
Duarte, de 47 años de edad y nacida en Paraguay, se presentó en el día de ayer en el destacamento de Villa Rita, ubicado en la localidad antes mencionada, y confesó que mató a su pareja al enterarse que él había abusado sexualmente del hijo de 13 años que tienen en común.
La mujer también aseguró que el crimen data de diciembre pasado, que lo había enterrado bajo cemento en un ropero en la casa que compartían en la calle Corbacho al 1500, y que el asesinato de Richar había sido un acto de justicia por mano propia.
Con la información recibida por la autora material del asesinato, un equipo de Policía Científica de la Bonaerense ingresó con máscaras de protección y se topó con líquidos rojizos y amarillentos que asomaban del mueble y algunas moscas que sobrevolaban la zona.
Con una investigación por homicidio a cargo de la UFI N°2 de la doctora Claudia Postiglioni, la morgue judicial de Lomas de Zamora se encargará de determinar la data precisa y la mecánica de muerte.
Sin embargo, más allá del relato de Duarte hay muchos interrogantes en torno a la muerte de Escobar. Según registros penales en la Provincia, la mujer nunca denunció a su pareja, al menos en comisarías, por el presunto abuso de su hijo. Asimismo, tampoco constan denuncias entre ellos por cualquier otro delito.
Otro punto dudoso del caso recala en que vecinas de la pareja, que convivía desde octubre pasado, aseguran que vieron a Richar días atrás. "Richar había comprado el pasaje para venir la semana pasada", aseguró una familiar de la víctima que vive en Paraguay, en diálogo con Infobae.
¿Por qué el hombre iba a viajar a tierras guaraníes? Era padre de dos hijos, una nena de diez años y un varón de poco más de cinco, de una relación anterior. "Iba a venir a cuidar a la nena, que vive acá, porque la madre no conseguía niñera. Ahora Gilda se quiere lavar las manos e inventa esto del abuso porque Richar ya no se puede defender. Dejó a dos chicos huérfanos de padre", aseguró el mismo familiar. Además, según esta testigo el último chat entre Richar y su hija paraguaya ocurrió el 18 de febrero.
Richar y Gilda, ambos oriundos de la localidad guaraní de Ñamby, iniciarion su relación hace dos años y convivieron en una pequeña casa de la calle Euskadi antes de mudarse a la calle Corbacho.
"Violencia no había", aseguró la familiar de la víctima, y agregó: "No sabemos nosotros. Pero él ya no la amaba, hace tiempo. Y ella no lo soportaba".