Ignacio Grizzo tiene 20 años y pasó el peor momento de su vida cuando dos hombres se subieron por la fuerza al vehículo que conducía y se lo llevaron cautivos a él y a una amiga con la que había salido esa noche.
Apenas llegaron a hacer unos metros cuando se les paró el coche, ese momento fue aprovechado por la chica para saltar del vehículo. A pesar del traspié, los secuestradores arrancaron otra vez y siguieron pero, a los pocos metros, desesperado, Ignacio se tiró del auto en movimiento.
Cuando la policía lo encontró, tirado en la calle, no podía decir su nombre ni su teléfono por el golpe en la cabeza y, creyendo que estaba borracho, lo llevaron a una comisaría. Recién nueve horas después, lo sometieron a la primera operación pero hasta el momento sigue sin reacción y permanece internado en la terapia intensiva del Sanatorio de la Trinidad.