En uno de esos días, típicos de esta época del año, me cruce con mi amigo Juan Osvaldo que no estaba solo, sino que iba con Luis “El Flaco”, medio apurados. Casi que nos chocamos, y me dice “amigo, no lo había visto”, y le dije “muy apurado usted”, es que llego tarde amigo, y en un lugar donde han pasado tantos años, cada momento es único e irrepetible.
“Si se suma nos vamos a tomar un café” y como uno nunca tiene tiempo, la próxima si o si, lo invito y me dijo “bueno, vamos a ir al mismo lugar”. Así fue como que con el Flaco Luis se fueron a un lugar que tiene gran parte de la historia de mi pueblo, de Arroyito.
Contaba Juan “Uno de los objetivos de las cosas simples de la vida es rescatar situaciones, hechos o personas que, a diario, por andar todos siempre apurados, sin saber realmente donde vamos, no vemos. Por eso una mañana de éstas, con Luis Arias nos llegamos para conocerlo y descubrir que no es simplemente algo más en el camino: es un hermoso y muy acogedor lugar que mantiene, a través de los tiempos, la esencia de la vida misma como es el cultivar la amistad entre sus numerosos clientes”.
“Con nombre árabe que según Wikipedia significa “El representante”,. fue así como conocimos y quizás sea el último bar auténtico que existe en la cuidad. Ése...del café con amigos, del cigarrillo y esas interminables y nostálgicas secas que a los que fumamos nos transporta casi siempre al pasado”.
“Así fue cómo redescubrimos “El Califa” que fue fundado allá por el año 1964 por Don Yamil Omar San San, primero en otro lugar de la ciudad y después de algún tiempo se trasladó a su actual ubicación, allí donde hoy su dueño, hijo de quien fuera su fundador continúa al frente del bar, Omar Raúl San San junto su esposa. El traslado fue también con algunos clientes que por estos largos 58 años siguen fiel a “El Califa””.
“En la charla con algunos de sus clientes, era como estar presenciando en vivo aquel legendario programa de televisión que fue y será Polémica en el Bar, por la diversidad de temas que se tratan, con el diario del lunes y según el tema del día puede variar desde la economía, hasta conflictos internacionales y deportes, entre otras cosas”.
“La mayoría de los asiduos concurrentes, de los cuales muchos pintan canas, rescataron la amabilidad con la cual son atendidos por Omar y su señora. Hablaron de la rutina que a diario y que por años algunos mantienen, con la asistencia de lunes a sábados al lugar, tan es así, que, ante la inasistencia de alguno de los habituales clientes, lleva a los demás a preocuparse”.
Sigue contando Juan, “cuando les preguntamos sobre qué temas hablaban, todos sostuvieron casi la misma respuesta y a viva voz varios dijeron: ¡de mujeres seguro!!!. Para ser retrucados por quizás unos de los clientes de más edad que en voz baja dijo: ¿de mujeres? ¡A nuestra edad!”
“Nos retiramos como siempre fotos previas y después de haber degustado un rico café servido por Omar, a quién agradecemos su cálida hospitalidad y atención………mientras que, en la radio, por esas casualidades, sonaba el famoso tango entonado por Edmundo Rivero “Cafetín de Buenos Aires” en cuyas estrofas dice: Sobre tus mesas que nunca preguntan, Lloré una tarde el primer desengaño, Me hice a las penas, y bebí mis años, y me entregué sin luchar”.
Texto: Juan O. Ávila / Imágenes: Luis Arias, Juan O. Ávila.