Este sábado a las 05.45 de la mañana de nuestro país, Los Pumas harán las veces de local en Australia, frente al seleccionado de rugby de ese país. Sí, así de patas para arriba está el mundo, los Wallabies serán visitantes en su tierra.
Para los Aussies será la chance de seguir en la senda del triunfo (recordemos que le ganaron a los All Blacks 24 – 22 en la segunda fecha del Tres Naciones). La novedad en la alineación australiana es la segunda oportunidad que tendrá Reece Hodge de ponerse la camiseta N° 10, y ser el conductor de un equipo cuyo destino está en sus propias manos. Adicionalmente, Dave Rennie confirmó tres cambios respecto al último partido con los de negro. De esta manera, ingresarán en la primera línea Scott Sio y Taniela Tupou, y Ned Hanigan, en la tercera línea. Si bien los australianos saben que la motivación es el juego como tal, enfrentarse y medirse contra el equipo de Mario Ledesma, que sabe lo que quiere, tiene un condimento especial.
Para el equipo argentino será la satisfacción de volver a ponerse la camiseta de su seleccionado y poder disputar un partido de rugby de altísimo nivel, e intentar, en la medida de lo posible, repetir la actuación frente a los All Blacks.
Restará saber si el cuerpo acompañará, para lo cual será de fundamental importancia lo que hayan trabajado en la semana al motor del cuerpo, el cerebro. Sobre todo, considerando que Los Pumas saldrán a la cancha con 14 de los 15 titulares que le ganaron a los All Blacks el pasado fin de semana, por el reemplazo de Gonzalo Bertranou por el lesionado Tomás Cubelli.
También habrá novedades en el banco con el regreso de Santiago Socino, de Facundo Isa y de Emiliano Boffelli, en lugar de Facundo Bosch, Tomás Lezana y Lucio Cinti, y le ingreso de Felipe Ezcurra. Un banco de reemplazantes con hombres de impacto que, sin ninguna duda, le aportarán mucho al equipo en términos de potencia, explosividad, velocidad y agilidad.
¿Qué representaría para Los Pumas ganarle a los All Blacks y a Australia en el mismo torneo?
¡Qué pregunta! Porque aún mirando la foto chica, es decir, el partido en sí mismo, representa una oportunidad más de vestir la camiseta de Los Pumas, con todo lo que eso implica, además de representar al seleccionado Nacional, y de volver a tener la posibilidad de jugar un partido de rugby, nada más ni nada menos que frente a uno de los mejores equipos del mundo. Eso es inmenso. Sobre todo, si tenemos en cuenta el contexto del COVID-19, todo el esfuerzo que hizo cada parte del todo y la madurez y seriedad con la que se encaró el año post Mundial de Japón 2019.
Pues bien, ahí la foto se va agrandando, y lo cierto es que nadie puede tomar real dimensión de lo que representaría ganarle a los All Blacks y a los Wallabies, en un mismo torneo. Ni siquiera, me animo a decir, los verdaderos protagonistas de esta historia.
De todos modos, pase lo que pase, para los que amamos este deporte, representará un enorme placer poder ver a nuestro seleccionado jugando de igual a igual contra las grandes potencias del rugby mundial. Y ahora sí me animo a decir, ya no solamente desde lo físico, lo táctico, y lo estratégico, sino principal y fundamentalmente, desde lo mental. Porque lo emocional también se entrena y las emociones se alojan en nuestros cerebros que son reticentes al cambio, que son nuestros primeros boicoteadores de proyectos, de sueños, de anhelos, pero que también son nuestro motor.
La cabeza conduce al cuerpo. No hay dudas. Tampoco hay dudas acerca de que el único lugar en el que el éxito está delante del trabajo es en el diccionario. Pues bien, este equipo viene trabajando hace años para saber qué es lo que quiere, y parecería ser que en, probablemente, el año más raro que nos ha tocado vivir a todos, finalmente alcanzará ese objetivo. En todo caso, el pasado es historia, el futuro es incierto, pero el hoy, es un regalo, por eso se llama presente ¡A disfrutarlo!