El Tour de Francia tuvo un histórico accidente el sábado pasado cuando una mujer se metió en la pista con un cartel saludando a sus abuelos provocando un choque masivo entre los ciclistas. La espectadora, una ciudadana francesa de 30 años, fue el miércoles a la justicia ya que no soportaba más la presión mediática y se mostró avergonzada por lo ocurrido.
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“Dice estar angustiada por el impacto mediático de su estupidez”, indicó Camille Miansoni, fiscal de Brest. La acusada tendrá que declarar ante la justicia francesa en octubre por “lesiones involuntarias con incapacidad que no excede los tres meses por violación manifiestamente deliberada de una obligación de seguridad o de prudencia”.
La organización del Tour de Francia retiró la demanda aunque a la protagonista del incidente le podrían caber acciones legales de los ciclistas afectados. Por ejemplo, el español Marc Soler, quien sufrió fracturas en las dos cabezas de radio y la cabeza del cúbito izquierdo: “Estoy meditando denunciar a la espectadora, porque es todo un Tour lanzado a la basura y siento mucha rabia”.
El alemán Jasha Sutterlin sufrió la fractura de una de sus muñecas y debió abandonar la vuelta, y si bien no declaró, puede llegar a hacer una demanda al igual que su colega Soler.
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“Allez Opi-Omi!” rezaba el cartel de la mujer, que se interpuso en el camino cuando faltaban 45 de los 198 kilómetros de la primera etapa que une Brest con Landerneau. Por su acción, podría pagar una multa de 1500 euros pero si hay demandas de los afectados la suma podría elevarse a 15 mil y hasta podría ir presa durante un año.
“La acusada tiene debilidades personales, es recomendable no realizar un linchamiento mediático o en redes sociales”, advirtió Nicolas Duvinage, comandante del grupo de gendarmería, en conferencia de prensa.