Al encabezar la cumbre por los 30 años del Mercosur, Alberto Fernández se convirtió en blanco de duros reproches de sus pares de Uruguay, Luis Lacalle Pou, y de Brasil, Jair Bolsonaro, quienes le advirtieron que “las reglas del consenso no puede ser transformada en una herramienta veto o de freno permanente” y reclamaron “flexibilidad” para ampliar los acuerdos regionales con otros países fuera del bloque.
Fernández, quien actualmente ocupa el rol de presidente pro tempore del bloque, aprovechó su discurso para profundizar la integración, para coordinar políticas macroeconómicas pero también se encargó de ratificar sus condiciones para avanzar con la baja del arancel externo común y nuevos acuerdos comerciales.
“No creemos que una reducción del arancel externo común parcial, lineal para todo el universo arancelario, sea el mejor instrumento frente a la posibilidad de nuevos acuerdos con otros países”, advirtió el presidente argentino.
Buscó justificar su posición al señalar que la pandemia del coronavirus cambió el panorama de la economía global y del comercio internacional desde 2019, cuando en el Mercosur comenzaron las gestiones para modificar el canon común.
“Las economías del mundo demuestran una renovada apuesta por la asociación regional y la conformación de cadenas de valor más cortas y permisibles en un contexto de incertidumbre global absoluta”, alertó.
Ante ese escenario, Fernández dijo que se necesita “hacer una revisión racional y pragmática orientada a lograr mayor competitividad y a obtener resultados que beneficien el desarrollo de nuestras economías” pero remarcó que, para él, la integridad es “buscar acuerdos respetando la diversidad de nuestros países”.
El primero en tomar la palabra y exponer sus diferencias con la Argentina fue el presidente de Brasil. “Las reglas del consenso no pueden ser transformadas en una herramienta de veto o de freno permanente”, sentenció Bolsonaro con clara alusión a las palabras de Fernández.
Incluso, el brasileño le remarcó a Fernández que “el principio de la flexibilidad está escrito en el propio Tratado de Asunción”, con el que Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay pusieron en marcha el Mercosur, el 26 de marzo de 1991.
“Brasil desea contar con el apoyo de los más miembros del bloque para seguir ampliando la red de negociaciones comerciales extrarregionales para lograr la rápida retomada de crecimiento e impulsar un nuevo ciclo virtuoso del Mercosur”, planteó Bolsonaro.
Además, le aclaró a Fernández que él sí está a favor de la modificación de las tasas de aranceles como parte de las acciones tendientes a ampliar el comercio. “Tenemos que ser parte de la cuarta revolución industrial, para eso debemos redoblar esfuerzos en las negociaciones externas, queremos celeridad y resultados significativos”, exigió.
“Concentramos nuestros trabajos en atraer inversiones externas que puedan generar empleo y rentas. Deseamos que nuestras economías puedan participar aún más de las cadenas regionales y mundiales de valor, en especial, en este momento cuando necesitamos superar con urgencia los grandes daños ocasionados por la pandemia”, insistió Bolsonaro.
El uruguayo Lacalle Pou se acopló tanto a los reproches por la falta de definiciones en el bloque como a los reclamos para “flexibilizar” al Mercosur. “Tenemos que avanzar en la negociación con otros bloques. Nosotros no estamos conformes”, se quejó.
Y repudió los contactos que no prosperan y que termina en “frustraciones”. Al respecto, se refirió especialmente a las conversaciones con la Unión Europea. “Allí tenemos una dificultad, se ha trabajado durante muchísimos años y todavía falta camino por recorrer que hoy nos genera cierto escepticismo y tenemos que sincerar el proceso para ver si vamos a llegar a buen puerto”, demandó.
“Hay mercados con los cuales el Mercosur no ha hecho avances suficientes y estoy hablando de Asia, donde hay muchos productos nuestros que no compiten con igualdad de condiciones”, agregó.
Al igual que Bolsonaro, el presidente de Uruguay advirtió que “el Mercosur no debe ser un lastre”. “Nosotros no estamos dispuestos a que sea un corsé en el cual nuestro país no se pueda mover y por eso hemos hablado con todos los presidentes de la flexibilización”, subrayó.
“Uruguay necesita avanzar, nuestro pueblo nos exige avanzar en el concierto internacional y por eso vamos a proponer formalmente que se discuta en la mesa el tema de la flexibilización”, insistió.
La respuesta de Alberto Fernández
A Alberto Fernández no le cayó bien la palabra de su par uruguayo. Y antes de finalizar, le respondió: “Es fundamental que todos podamos sentirnos hermanos. Si nos hemos convertido en otra cosa, en una carga, lo lamento, la verdad es que no queríamos ser una carga para nadie, porque además una carga es algo que hace que a uno lo tiren de un barco y lo más fácil es bajarse si es que esa carga pesa mucho. Hago hincapié en que terminemos con esas ideas que ayudan tan poco a la unidad”.
“No queremos ser lastre de nadie, si somos un lastre que tomen otro barco, pero lastre no somos de nadie, para mi es un honor ser parte del Mercosur, es un honor trabajar junto a ustedes”, agregó.