El Congreso no anda ni para atrás ni para adelante: a tres semanas del inicio de las sesiones extraordinarias los diputados y senadores se reúnen y conversan, pero no pueden avanzar ni siquiera en dos leyes que tienen prioridad en las agendas y cuyos debates están demorados desde hace por lo menos cuatro meses.
Esta situación pantanosa del parlamento se produce entre insultos vulgares propinados en público entre diputados y una notable ausencia de senadores en la víspera de una sesión que había sido acordada para el miércoles y que este martes estaba en duda porque no estaba asegurado que fueran a conseguir cuórum.
En Diputados este martes se reunió el plenario de las comisiones de Legislación Penal y de Deportes con el fin de avanzar en el tratamiento de la frustrada ley antibarras, pero al final no se produjeron avances: solo se lanzaron críticas, acusaciones y agravios entre sí.
El diputado filokirchnerista Facundo Moyano, hijo del líder camionero y presidente de Independiente, Hugo Moyano, criticó a Cambiemos al afirmar que no tenía ninguna duda de que hubo "oportunismo" al pretender discutir este proyecto antibarras tras el escándalo por la doble suspensión de la final River-Boca de la última Copa Libertadores y, ahora, en un año electoral.
A su turno, Fernando Iglesias lanzó: "Ojalá viniera el presidente de mi club (Independiente), yo me crié en Avellaneda, así explica el tema de lavado de dinero en el club y de pedofilia, que todavía lo estamos esperando".
Mientras exponía, el diputado del PRO era interrumpido por diputados del Frente para la Victoria: "¿Forro me dijiste? A vos te pregunto, Pietragalla (Horacio)", le inquirió el cambiemista al nieto recuperado y después se dirigió su compañero de bancada, el camporista Rodolfo Tailhade: "El que era de la SIDE sos vos, Tailhade".
Entonces, intervino la presidenta de la comisión de Legislación Penal, Gabriela Burgos, responsable de la conducción del plenario: "Estamos hablando de la violencia en el fútbol, no puede ser que entre nosotros ejerzamos violencia. Demos por lo menos el ejemplo", dijo la diputada radical y fue aplaudida. Pero los improperios siguieron.
Iglesias resaltó que en diciembre el proyecto fue aprobado por unanimidad, con 201 votos afirmativos, y que fue un papelón que el diputado radical díscolo Martín Lousteau, "que no es de Cambiemos" —subrayó—, haya propuesto en esa sesión la vuelta a comisiones y hoy ni siquiera estaba presente, para el debate del articulado.
La que salió a responderle a Iglesias minutos después es la justicialista jujeña Carolina Moisés, quien justificó la vuelta a comisiones del proyecto porque, a su criterio, pese a la aprobación en general el texto es "técnicamente insostenible".
En un momento de su exposición, Iglesias quiso interrumpir a Moisés diciéndole: "No seas tonta". La jujeña contestó: "¿Quién sos vos para decirme tonta a mí? ¿Quién te creés?".
Después Iglesias, sin Moisés en la sala, afirmó: "No le dije tonta, le dije que no fuera tonta. Es una expresión impropia, lamento que no esté acá la diputada, le pido disculpas".
Pero Moisés después volvió a la sala e insistió: "Fui presidenta de un club de fútbol durante seis años. Por lo tanto, que un diputado me diga tonta no me afecta en lo más mínimo. No aclare, que oscurece. Me dijo tonta, tonta, tonta. A mí. No diga que dijo otra cosa porque me lo dijo a mí", le contestó al diputado del PRO.
Las bananas, para Iglesias
Luego Moisés fue interrumpida por una suerte de stand up de Tailhade, quien minutos antes, cuando entró un mozo a servir unas frutas, dijo en voz alta: "Las bananas déjaselas todas a Iglesias".
Moisés le pidió a Tailhade que la dejara hablar y, en referencia a Iglesias, espetó: "Es un ridículo, no te rebajes a la altura de él, hay gente que tiene voz de intelectual, imagen de intelectual, escribe libros, pero tiene cerebro de mono".
En ese clima circense, el proyecto antibarras sigue a la deriva.
El objetivo era tener firmado un dictamen este martes para poder debatirlo (y aprobarlo) en el recinto el miércoles de la semana que viene. Pero las diferencias sobre el contenido del proyecto persisten. Y desde noviembre, cuando el proyecto fue presentado.
El plenario de comisiones pasó a un cuarto intermedio para el jueves a las 15, con el fin de firmar dictámenes. Para eso, el texto será revisado y corregido el miércoles por asesores. Pero nada garantiza que vaya a haber un acuerdo sobre el articulado.
La otra mitad
En el Senado, mientras tanto, este martes estaba en duda la realización de la sesión del miércoles para debatir el proyecto de ley que permite que las empresas privadas puedan financiar las campañas electorales de los partidos políticos y alianzas, lo que hoy está expresamente prohibido.
El proyecto ya fue dictaminado en diciembre, pero persistían diferencias sobre el contenido. Por eso en los últimos días se acordó negociar cambios y acordar un borrador para que las modificaciones puedan realizarse, ya consensuadas, directamente en el recinto.
Todo parecía listo, pero en esta jornada no estaba claro si finalmente la sesión se realizaría o no.Para el miércoles a las 10.30 está convocada la reunión de Labor Parlamentaria.
El proyecto debe reunir al menos 37 votos afirmativos para obtener la media sanción, porque como se trata de una ley electoral se requiere mayoría absoluta, es decir la mitad más uno de los integrantes de la cámara (72 senadores).
Este martes, en la víspera de esta posible sesión, estaban en el Senado tan solo 20 de los 72 senadores.
Según dijeron senadores de distintas bancadas a Vía País, el texto acordado establece que los partidos y alianzas electorales podrán recibir aportes de una empresa privada por hasta el 2% de lo que la Justicia le permita gastar para esa campaña.
Además, estos depósitos no podrán realizarse en efectivo sino únicamente a través de transferencias bancarias y no todas las organizaciones podrán ser aportantes: está prohibido que los partidos reciban dinero para la campaña de las concesionarias o contratistas de servicios u obras públicas de la Nación, las empresas de juegos de azar; los gobiernos; las compañías extranjeras, los sindicatos, las asociaciones patronales ni los colegios profesionales.
Por la Corresponsalía de Buenos Aires.