El médico legista Osvaldo Hugo Raffo escribió la que es considerada su mayor obra maestra en 1980: el libro "La Muerte Violenta", digitalizado a pedido de la comunidad forense en mayo de 2016.
La intención inicial de esa obra era ofrecer a los médicos de policía que actuaban, casi siempre en condiciones desfavorables en los pueblos del interior de la provincia de Buenos Aires; un manual de bolsillo y de fácil lectura, como orientación básica, aplicable en casos de muertes violentas.
En aquellos tiempos, la documentación médico legal y las publicaciones sobre temas de la especialidad eran escasas, explicó Raffo al momento de la digitalización de la obra escrita tras un consejo que el perito recibió de su maestro, el profesor Emilio Pablo Federico Bonnet.
“Más que un hombre fue un acontecimiento con rango de una descarga eléctrica, una situación nueva en la historia del espíritu. No hay mejor influencia para nadie que haber estado cerca de un gran hombre y recibir la formidable irradiación de un pensador en formación”, supo escribir Raffo sobre Bonnet.
Al momento de digitalizar el libro, Raffo mencionó "el lema del gran detective". Al describir la obra que había escrito 36 años atrás, el perito aseguró que se trataba de un texto "elemental, mi querido Watson".
Resulta que la medicina forense de la actualidad ha resuelto numerosos problemas y hace más certera la administración de la justicia. Pero la obra de Raffo sigue en los bolsillos de los peritos, principalmente de aquellos que recién se inician como un material de clara consulta.
Raffo era un experto en temas como la “muerte por asfixia”, “heridas de bala” y el estudio de las personalidades psicópatas. También indagó a lo largo de su carrera en la violación de menores y el Infanticidio.
Hizo más de 20.000 autopsias y fue “haciendo escuela” sobre los “problemas del cadáver mutilado”, en distintos congresos en los que fue conferencista. También se especializó en las pistas sobre homicidio, suicidio o accidente y esto lo narró en su libro.
Asimismo, escribió textos sobre “sexología forense”, “violaciones” y “toxicomanías”, además de “lesiones por corriente eléctrica”. Sus pares lo conocían por una frase célebre que siempre repetía: “Los cadáveres suelen ‘contar’ más que los humanos vivos”.