Ocho cuadernos. Sólo eso necesitó Oscar Centeno, ex chofer de Roberto Baratta, para registrar una red de corrupción que se destapó en las últimas horas, y que ya suma quince detenidos.
La información, contenida en cientas de páginas, incluye datos que involucran a decenas de empresarios y ex funcionarios kirchneristas en el supuesto pago de coimas en la obra pública. Cualquiera podría suponer que un material de tamaña importancia tiene que haber estado escondido bajo llave en un lugar seguro.
Sin embargo, Centeno guardaba los cuadernillos en una simple bolsa de plástico negra, dentro de una caja de galletitas que, a su vez, estaba protegida por otro envoltorio, según pudo averiguar La Nación. Nada de cajas fuertes. Nada de bóvedas secretas. Tan simple como eso.