La Guerra de Malvinas es un antes y un después de Cristo para los habitantes de las islas. La sociedad, la economía y la política se transformaron en un eslabón más de la economía global. Todo resulta ser distinto a lo se puede imaginar que haya sucedido después de 1982, desde los estereotipos generados por la distancia aquí y allá, a 36 años de la guerra que estremece a la Argentina.
El archipiélago es pura belleza natural: el paisaje sin árboles entre verde y dorado de la estepa con el azul del mar se confunde con las playas de color azul Caribe de arenas blancas donde habitan los pingüinos. A su vez, en Malvinas viven 3.200 personas y llegan unos 100 cruceros por año que aportan unos 55.000 turistas. No obstante, en las islas mandan las ovejas, hay 153 por cada habitante. Su carne se consume en cantidad además de los calamares que vienen de España.
Hay 60 nacionalidades, entre latinoamericanos, asiáticos y africanos. El 6 por ciento viene de Chile, por lo que el "chileno" es el segundo idioma. Otro 10 por ciento proviene de una isla tropical: Santa Helena, donde murió Napoleón. Los barrios de Puerto Argentino tienen jardines con invernaderos cubiertos de plástico para poder cultivar verduras, aún con viento y frío. Se intenta conservar el estilo de vida que se forjó después de 1982 y que transformó radicalmente a una sociedad que antes había sido dominada por una aristocracia latifundista dedicada a la producción lanar.
Hoy es un sistema de corte social-demócrata en el que los gobernantes deben padecer el escrutinio directo de sus votantes hasta cuando van al supermercado. Además, es una sociedad segura: "se pueden dejar las llaves puestas en el auto y no pasa nada", afirman sus habitantes a la periodista Marina Aizen. No obstante, fue sólo tras la Guerra que aparecieron las rutas, aunque sólo están asfaltadas alrededor de la capital.
La conexión a Internet es muy mala. Como es satelital, resulta lenta y poco confiable. Eso también marca la dinámica social de las islas. La red social más popular es Facebook y entre las 12 de la noche y las 6 de la mañana, la conexión es gratis. Entonces, se pueden descargar los esperados contenidos de Netflix.
A Malvinas se la compara con Noruega ya que ha logrado después de a guerra constituirse en una sociedad más igualitaria que antes, en la que nadie se destaca por su riqueza personal. No hay pobres. La salud y la educación son gratuitas. Los tratamientos difíciles se realizan en Santiago de Chile o en Londres. Y en base a su performance académica, todos los años envían docenas de jóvenes a estudiar a las universidades británicas. El 85 por ciento de ellos, regresa.
Aunque es una sociedad pequeña, hay leyes de avanzada. Una es el matrimonio igualitario; la otra es el acceso al aborto libre, seguro y gratuito. El procedimiento no se realiza en las Islas aunque la seguridad social lo cubre. Este año, piensan sancionar la ley de salario mínimo. En contraposición, el alcoholismo es un problema y provoca violencia doméstica (hay 9 presos en la única cárcel). "En los '70 había una gran tasa de divorcio. Creo que es porque no había ningún lugar a dónde ir. Si alguien tiene un affaire, todos lo van a saber. Somos una sociedad pequeña, nos conocemos, nos cuidamos mucho. El lado negativo es que somos chismosos", se confiesan los isleños.