En marzo, los argentinos gastaron US$561 millones con tarjetas en el exterior y se cancelaron casi US$700 millones por consumos ya hechos, de los cuales US$100 millones fueron compras por Internet en sitios del exterior.
Si bien el gasto en ese mes cayó un 25% ante la suba del dólar que se produjo en los primeros meses del año, la cantidad de personas que viajan aún es considerable, y muchos se preguntan cuál es la mejor forma de gastar dinero en el exterior.
En lo que respecta a la elección de qué tarjeta usar, si se tiene saldo en la cuenta conviene pagar con tarjeta de débito para asegurarse el tipo de cambio del día. Antes de viajar, hay que informar al banco de qué cuenta uno quiere que se le debite la compra, si de la caja en pesos o en dólares (en ambos casos hay que tener los billetes en el banco).
Para que la compra con débito sea segura, la tarjeta de débito tiene que tener chip. Si se tienen dudas respecto a la seguridad de la tarjeta, se puede retirar efectivo de los cajeros en el exterior, pero hay una comisión del banco emisor que puede ir de $80 a US$15, más un importe del cajero del que se retira el dinero.
Las compras que se hacen en el exterior se facturan siempre en dólares. Cuando se produce el vencimiento de la tarjeta, pueden ser pagadas en dólares billete o en pesos al tipo de cambio que haga el banco emisor de la tarjeta. Sin embargo, ese cambio se hace al momento de pagar, por lo que si el dólar sube la compra terminará siendo más costosa de lo pensado.
Si uno desea pesificar la compra, una opción es la cuotificación del gasto en dólares, explica a Clarín Agustín Parodi, Gerente de Producto y Desarrollo de Negocio. Pero tiene un costo financiero que va de 35 a 47%.
Por este motivo, antes de viajar hay que consultar cuánto cobra el banco, ya que la tasa puede variar según la entidad y el tipo de cliente.
Por otra parte, en muchos comercios del mundo, el postnet da la opción de pagar en moneda local o en pesos. Muchos consumidores optan por hacerlo en pesos y así asegurarse la cotización de la moneda en el momento de la compra. Sin embargo, las tarjetas cobran un recargo por esta transacción, que puede ir de 2 a 5%. En tal caso, si la devaluación prevista es menor a 5%, conviene pagar en la moneda en la que se compra.