Lionel Messi reafirmó este domingo su impresión de que si Argentina "no gana el Mundial de Rusia, en el país todos van a pedir que este grupo de jugadores se vaya de la Selección", y en ese punto remarcó que "parece ser que las tres finales a las que se llegó en los últimos años no sirven de nada".
"Parece que llegar a tres finales no sirve de nada. Si no somos campeones en Rusia ahora pedirán que nos vayamos todos. Eso lo vendió parte del periodismo deportivo y la gente lo compró. Pero ojalá no sea así y nos vaya espectacular", confió el astro, desde Barcelona, al canal América.
"Poder levantar la Copa del Mundo es un sueño de siempre y cada vez que llega un Mundial es algo más fuerte para mi. Haber estado tan cerquita en Brasil fue algo muy doloroso. Ganarla es lo que desea todo el país", amplió el capitán del seleccionado argentino.
El aspecto deportivo y el personal se mezclaron durante la entrevista y "Lío" se preocupó en aclarar que el nacimiento de su primer hijo, Thiago, le "abrió la cabeza. Es que me di cuenta que lo más importante no es un resultado. Que la vida tiene otras cosas".
"Pero también siento el afecto de la gente y es impresionante que la gente quiera que gane el Mundial y se me dé de una vez. En mi vida personal trato de no meterme en líos y cuidarme en lo que digo, pese a la fama lo manejo todo de forma natural. No tengo analista, sino que hablo mucho con mi mamá", reveló.
"Y por ejemplo sé que retirarse del fútbol será difícil y no sé que será de mi vida, si viviré en Barcelona o Rosario. También lloré varias veces por finales perdidas, por haber estado tan cerca y que se me escapara. Pero también lo hice de alegría, por ejemplo, cuando nació mi segundo hijo, Mateo", aseguró.
Y siguiendo con su familia, indicó que a Thiago (cinco años) "le gusta el fútbol, pero hasta ahí. Y cuando hago un gol y miro el cielo, me acuerdo de mi abuela Celia".
"En su momento me afectaron mucho y me hicieron mal las críticas. Hay cosas que se hablaron fuera de lo deportivo como sucedió con lo de Ezequiel Lavezzi (se informó que había fumado marihuana estando concentrado con la selección en el predio de AFA, en Ezeiza) y que fuera mentira te da bronca", cuestionó.
Después hubo un camino retrospectivo en su vida que lo fue llevando a algunas circunstancias ligadas con su salud. "Por lo mal que comí durante muchos años tenía un lío bárbaro en el organismo y por eso vomitaba en la cancha. Ahora como pescado, carne, ensaladas y de vez un cuando tomo una copa de vino. Se descartaron un montón de cosas y ya estoy bien", refirió.
"Cuando tenía 12 años mis padres me inyectaban las hormonas de crecimiento y no me dolía, era algo que me resultaba normal. Por eso vinimos para Barcelona, algo que no me costó tanto. Y de hecho mis hermanos se volvieron con mi madre a la Argentina y yo me quedé con mi padre, que me preguntó si quería seguir en Barcelona o volverme a Rosario, y yo le dije que quería quedarme", resaltó, quizá como una revelación de que la intuición de adolescente fue la que empezó a llevarlo a la cima del mundo.
El final de la nota lo llevó a renovar los votos por la obtención de un título mundial que parece ser lo único que hoy falta ya no en sus vitrinas, sino en su vida, porque por lo demás, parece tenerlo todo, dentro y fuera del fútbol.
"Mi deseo es el mismo de todos los argentinos, que es el de ganar una copa, pero no es fácil. En 2014 hicimos todo bien y no se nos dio por muy poco. Ojalá que ahora no sea así en Rusia y seamos campeones mundiales", concluyó Messi, haciendo del certamen que comenzará en tres meses una "causa nacional".