La NBA, que se encuentra parada por la pandemia y tiene previsto regresar a fines de este mes, está en alerta debido a que varios equipos debieron cerrar sus instalaciones debido a nuevos casos de coronavirus.
Los Kings de Sacramento se convirtieron en el último equipo de la NBA que tuvo que cerrar sus instalaciones de entrenamiento después de que un miembro de su grupo de viaje a la "burbuja" de Orlando diese positivo por COVID-19 el domingo, según informó Sam Amick de "The Athletic".
El mismo informe periodístico señala que las instalaciones de entrenamiento de los Kings "no se espera que vuelvan a abrir antes de que el equipo viaje a Orlando, el miércoles".
La noticia sobre el cierre de las instalaciones de los Kings se producía horas después de que los Bucks de Milwaukee también hubiesen decidido cerrar las suyas por la misma causa.
Los Net de Brooklyn, Nuggets de Denver, Suns de Phoenix, Heat de Miami y los Ángeles Clippers, también cerraron sus instalaciones a principios de esta semana, según Marc Stein, del New York Times debido a varios casos positivos de coronavirus.
La NBA tiene previsto reiniciar la temporada regular el 30 de julio con 22 equipos en el Walt Disney World Resort, y los cierres de instalaciones deportivas de casi un tercio de las franquicias que van a participar no es la mejor noticia que podía tener la liga.
Además, varios jugadores ya han decidido oficialmente no viajar a Orlando con sus respectivos equipos debido a distintos factores que les impedían poder competir al máximo nivel.
El primero que dio el "no" a Orlando fue el escolta Avery Bradley, de Los Ángeles Lakers, seguido por el veterano escolta alero de origen dominicano Trevor Ariza, de los Trail Blazers de Portland, ambos por motivos familiares.
El pívot de los Nets, DeAndre Jordan, informó que tras haber dado positivo al COVID-19 había decidido no arriesgar su salud de cara al futuro.
Lo mismo sucedió con el escolta alero franquicia de los Pacers de Indiana, Victor Oladipo, quien anunció que no quería arriesgar su recuperación tras una grave lesión en la rodilla derecha el pasado 23 de enero cuando su equipo se enfrentó a los Raptors de Toronto.
Dado el reciente aumento de los casos de coronavirus en todo el país, el reinicio de la NBA se ha vuelto más complicado de lo que estaba hace un mes.
A pesar de que la liga ha montado en Walt Disney World Resort una "burbuja" que le costará 150 millones de dólares, sin que a los partidos puedan asistir aficionados y con protocolos de salud para mantener a los jugadores seguros durante el tiempo que dure la competición, hasta el próximo octubre.
El propio comisionado de la NBA, Adam Silver, la pasada semana, ya había adelantado que el seguimiento de la evolución del coronavirus sería permanente y con todos los últimos datos en su poder por lo que si tenían que hacer cambios en sus planes estarían preparados y tampoco descartó la posibilidad de una nueva suspensión.