Lo han dicho muchos músicos pertenecientes a distintos géneros, desde el pop más suave, hasta el rock más pesado: no hay público como el argentino. Acá, los conciertos se convierten en eventos únicos, donde nunca faltan los aplausos, los coros, los gritos y las risas. El pasado sábado, Alejandro Sanz pudo comprobarlo.
"Para mí es como un sueño poder cantarles a ustedes hoy en Buenos Aires. Hagan lo que quieran, este concierto es suyo, disfruten como lo sientan". Con estas palabras arrancó el cantante madrileño, frente a las más de 15 mil personas que lo esuchaban atentamente en el Hipódromo de Palermo.
Entre "hits" y temas menos conocidos -algunos alegres, otros melancólicos- la gente bailó y se emocionó. El cariño fue recíproco y así lo hizo saber Sanz en repetidas ocasiones. "Pretendo que este concierto sea como un viajecito, que todas las canciones los lleven a algún sitio", expresó.
A lo largo de dos horas, el intérprete recorrió sus 31 años de carrera, junto a artistas invitados, como la mexicana Paty Cantú.
Cuando estaba entonando su tema "El trato", ocurrió algo inesperado, que lo emocionó hasta el llanto. La audiencia tiñó de luces azules el lugar. Con unas letras gigantes, se formó la frase: "Mirá lo que ha hecho el cielo". Esas palabras evocan emotivos recuerdos al artista. "Eso lo decía mi madre cada vez que veía un atardecer", contó, atragantado. Hasta tuvo que poner en pausa el show por un ratito.
"Muchas gracias. Los quiero mucho. De verdad, gracias, son increíbles", concluyó. En su cuenta de Instagram, compartió parte de ese momento único: