El 7 de septiembre de 1996 fue una fecha investida de luto para la música argentina. A sus 35 años, la cantante de cumbia Miriam Alejandra Bianchi, más conocida como Gilda, perdió la vida en un trágico accidente vehicular, luego de que un camión embistiese el ómnibus donde se trasladaba.
En el mismo evento, también perecieron su madre, su hija mayor, tres de sus músicos y el chofer, en el kilómetro 129 de la Ruta Nacional número 12. Esto significó un duro golpe en el mundo de la bailanta, donde la carrera de la porteña se encontraba en pleno ascenso. Su vida (y posterior deceso) estuvo repleta de curiosidades.
Al principio, ella realizaba el profesorado de educación física y estudiaba para ser maestra jardinera, aunque la partida de su padre cuando tenía 16 años truncó sus proyectos y debió hacerse cargo de la familia.
En la faceta sentimental, Gilda y Toti Giménez mantuvieron un romance que encontró su final tres meses antes de la mortal colisión. Aún así, en una entrevista con Fabián Banchero, expresó que tenía un "amor secreto" que jamás llegó a revelar. Su identidad nunca trascendió.
En cuanto a su costado musical, había mostrado gran admiración por Carlos Gardel. Si bien su trayectoria iba en ascenso de la mano de la movida tropical, antes de su defunción había analizado un cambio de aires. En cuanto a sus canciones, siempre llamó la atención su obra "No es mi despedida", la cual se encontró en un casette posterior al trémulo acontecimiento que acabó con su vida y ganó fama por ser calificada como "premonición".
Finalmente, tras su fallecimiento, se le otorgó la condición de “Santa”, ya que se le adjudicaron a su persona varios milagros. En el lugar de la colisión incluso se levantó un santuario en su honor. Además, ganó discos de oro, platino y doble platino post-mortem.