Waldman tiene 9 años y vive en los Estados Unidos. Luego de sentir un zumbido en su oído durante varios días, el niño recurrió al hospital a realizarse un chequeo, a pesar de que no tenía ningún dolor y escuchaba sin problemas.
Nunca imaginó la respuesta que recibió por parte de los médicos: le encontraron una garrapata en el interior de su oído.
El doctor David Kasle, otorrinolaringólogo que se desempeña en el hospital de Yale New Haven, aseguró que en cualquier niño "la extirpación de un cuerpo extraño de una oreja es difícil", pero que aún más lo fue en este caso.
El profesional explicó que tirar de la garrapata hacia fuera causaría dolor y probablemente rasgaría la membrana del tímpano. "Este actúa como parte de un mecanismo de palanca bastante complejo para permitir que el sonido viaje desde el oído externo al oído interno y a través del oído medio, donde hay osículos, huesos pequeños", sostuvo. "Necesitamos que ese tambor esté intacto para obtener un buen sonido", añadió.
"Lo llevamos a la sala de operaciones, lo pusimos a dormir y usamos utensilios muy finos para quitar la garrapata", detalló Kasle, que estuvo a cargo de la delicada operación.
El ácaro fue identificado como "Dermacentor variabilis": una garrapata de perro que se encuentra en diversos sitios de los Estados Unidos.
Asimismo, afirmaron que las garrapatas no suelen adherirse a lugares inusuales, como el interior del oído de una persona. "Algunas hacen esto en África, pero en los Estados Unidos es un evento inusual, particularmente porque una garrapata adulta es bastante grande y las personas a menudo la descubren antes de que se adhieran", concluyeron.