La crónica pura y dura, basada siempre en hechos reales, indica que Gustavo “El Eléctrico” Lemos perdió por puntos ante Richardson Hitchins en una pelea eliminatoria al título mundial de los Superligeros de la FIB disputada en Las Vegas, Nevada.
Pero la realidad también indica, y créame que en la siguiente aseveración nada tiene que ver la condición de coterráneo o el patriotismo, que solamente los tres jueces de la pelea fueron incapaces de ver (o de otorgarle) el triunfo que Lemos se merecía por amplio margen en la madrugada del domingo.
Ni el propio Hitchins se esperaba lo que terminó sucediendo a lo largo de los 12 rounds de la pelea. Sobre todo porque en el inicio del combate el jab del norteamericano, funcionó bien, marcando la distancia con velocidad y precisión. “Tito” Lemos, fiel a su estilo, avanzaba intentando acortar distancia y sin acertar.
Fue sobre el final de ese primer round, donde Lemos, con un buen juego de piernas y cintura, logró penetrar en la guardia de Hitchins y con un voleado de derecha que impactó de lleno en el rostro del norteamericano, obligó al clinch por primera vez en el combate.
La pelea cambió. A partir de ese momento todo fue para el de Tres Arroyos, que no solamente llevaba la iniciativa del combate y embestía a su rival, sino que también acertaba con sus impactos, sobre todo a la zona blanda que minaban la resistencia de su oponente.
Ante aquel vendaval, el Norteamericano solo atinaba a retroceder y a trabar la pelea cuando se veía desbordado, recurso del cual abusó y que no tuvo castigo alguno solo por la benevolencia del árbitro.
La pelea se emparejó en el 5to round cuando Hitchins, asumiendo riesgos se plantó en el ring y repartió golpe a golpe. El 6to fue un palo por palo, en el cual parecía que un golpe de uno u otro podía terminar la pelea.
El norteamericano acertaba cuando Lemos dejaba de mover las piernas intentando cambiar el aire por el ritmo frenético que le imponía a la pelea.
En el 8vo Lemos casi consume la hazaña. Un vendaval de golpes hicieron mella sobre la humanidad de Hitchins que solo atinaba a huir y al clinch para subsistir. Es justo reconocer que, más allá de sus mañas al borde del reglamento, o excediéndose en las reglas, el oriundo de Brooklyn demostró coraje y guapeza para sobreponerse e intentar plantarse frente a un rival que lo arrollaba.
La pelea fue más pareja a partir del 9no round, y aunque el norteamericano comenzó a impactar más y mejor que en el inicio de la pelea sobre la humanidad de Lemos, fue el argentino el que conectaba con más fuerza y el que llevaba el ritmo del combate, sin dejar nunca de atacar.
Luego llegó la injusticia de las tarjetas, unánimes a favor de Hitchins: 115 -113 (2) y 117 -111, dejándonos a todos una extraña mezcla en el corazón entre orgullo y bronca, misma sensación que habrá sentido el propio Gustavo Lemos.
Si Dios sabe de boxeo, Gustavo Lemos tendrá una nueva oportunidad. Sin duda alguna, esta actuación debería dejarle las puertas abiertas para continuar su carrera en el ámbito internacional.
El oriundo del Barrio Ruta 3 Sur de Tres Arroyos, nada debe reprocharse, estuvo a la altura, demostró su valía y mereció mucho más de lo que se llevó de Las Vegas.
Juventud tiene, talento y coraje demostró que le sobra para que su carrera boxística siga en ascenso. El camino, dependerá del propio Lemos y de la astucia de sus promotores.
De nuestra parte solo queda aplaudir de pie.