Dos mujeres y dos hombres oriundos de La Pampa le dieron un enorme orgullo a su provincia luego de escalar hasta la base del Everest. Formaron parte de un grupo de 17 argentinos, que se animó y realizó este trekking tan atractivo.
Sólo seis de ellos se desviaron para subir a Kala Patthar, el destino más alto y que les permitió observar la montaña más grande del mundo, ubicada en la cordillera del Himalaya. Ninguno pudo evitar sentir una oleada de emociones mientras subían cada vez más y más en territorio asiático.
“Fue una experiencia muy linda”, afirmó Daniel Fernández, el hombre oriundo de General Acha que compartió viaje con tres santarroseños: Silvia Ricciardi, Daniel Sáez Zamor y Marcela Habad. Estos pampeanos contrataron el viaje en octubre del 2022.
Lo alquilaron junto a los otros argentinos y argentinas, quienes eran de La Plata, Ciudad de Buenos Aires y Rosario. Luego de tanta espera y entrenamiento, llegar al Campo Base del Monte Everest representó para todos un momento único.
La travesía de los pampeanos al Everest
Su aventura, en realidad, comenzó el 2 de abril cuando se subieron a un avión de Buenos Aires a Río de Janeiro, Brasil, de allí a Dubai, Emiratos Árabes Unidos, y luego a Nueva Dheli, capital de India. Así lo explicaron en diálogo con La Arena.
Todo el viaje implica “una actividad física moderada”, comentó Daniel, quien igualmente ya había escalado en 2018 al punto más alto de América, el Aconcagua, que presenta una complejidad “de moderada a alta”.
Llegar al Campo Base les tomó ocho días y caminaron alrededor ocho horas diarias, aunque el regreso se hizo más corto porque solo necesitaron cuatro días. Durante esta aventura, conocieron distintos lugares: Phakding, Namche Bazar, Tengboche, Dingboche, Lobuche y desde allí al campo.
Se trata de paradores donde les ofrecían almuerzo y cena, y eran ideales para descansar. Y si bien se tratan de pueblitos en medio de la montaña, allí podían encontrar tiendas para comprar ropa, carpas, bolsas de dormir y demás elementos útiles para su travesía.
El pampeano de 53 años también contó que su guía les dio la posibilidad de pasar un día en el Campo Base. “Se sienten las avalanchas. Es muy particular su paisaje, porque se duerme arriba del glaciar, donde se siente el frío intenso. Es una sensación que te despierta los sentidos”, describió.
La temperatura rondó entre los ocho y diez grados bajo cero. Daniel agradeció que el clima los acompañara, porque “con una tormenta hubiese sido peor. Es bastante extremo, y el tiempo es cambiante”.