El capitán es un individuo realmente importante dentro de un grupo. Según la Real Academia Española, una de sus asepciones detalla que se trata de la ''cabeza de un equipo deportivo'', aunque también expresa que es válido a efectos de una ''persona que lidera un grupo o movimiento humano''. Ambas premisas se funden en un mismo concepto homogéneo cuando hablamos de Bautista Bal.
Encontrar al joven piquense que fue diagnosticado con síndrome de down es tarea sencilla. Su tiempo lo reparte entre una pileta, afín a su amor por la natación, y el predio del club Ferro de General Pico. Los jugadores del plantel que disputan el Torneo Federal A, tercera categoría del fútbol argentino, lo saludan al verlo. ¿Cómo no reconocerlo? Es su capitán.
Presente en cada título liguista, en cada arenga, en cada sobada de hombros que reconfortaban aunque sea un poco después de una derrota. Ya sea físicamente o no, Bautista es omnipresente aún en la ausencia. Por ello, antes de fichar a cualquier promesa o renovar a un imprescindible, la dirigencia del club pampeano se encargó de expedirle un contrato peculiar al muchacho.
''Ante los abajo firmantes, el señor Bautista Bal queda oficialmente ligado a la institución Ferro Carril Oeste de General Pico, La Pampa. Por el término de 100 años, siendo responsabilidad del club mantenerle el cargo de capitán de todos los equipos de fútbol que nos represente'', cita de manera textual la primera parte del documento.
Sus obligaciones contractuales van desde ser un buen alumno en la escuela hasta seguir siendo ''un ejemplo para la sociedad como ser humano, deportista, amigo y excelente hijo''. Con lapicera en mano y vistiendo su campera con el escudo de la institución -como no podía ser de otra forma-, estampó su firma para quedar formalmente vinculado al ''verde'' por todo lo que queda del Siglo XXI.
En enero llegó otra alegría para ''Bauti''. Fue invitado a participar de los Juegos Mundiales para personas con síndrome de Down, que se realizarán en abril del 2020 en Turquía, formando parte de una delegación compuesta por otros tres nadadores de Mar del Plata, Necochea y Capital Federal.
Tal vez no se desempeñe dentro del campo de juego. Puede que tampoco vaya a quejarse con el árbitro en nombre de los otros futbolistas. Tampoco portará la cinta de capitán en cada partido. Pero no lo necesita. Los demás lo reconocen como tal. Después de todo es, al menos hasta 2118, su capitán del corazón.