La mitad de los policías señalan que denunciar hechos de corrupción al interior de la fuerza puede ser objeto de represalia. Esto se desprende del Censo Policial 2020 realizado por el Ministerio de Seguridad provincial.
En conferencia de prensa, el secretario de Seguridad Pública de la provincia, Germán Montenegro, subrayó que el censo apunta a conocer la problemática del personal, con el fin de mejorar sus condiciones de bienestar. “Creemos que una policía bien remunerada, bien atendida, con los problemas sociales y económicos relativamente contenidos y con una buena perspectiva profesional, mejora la calidad de los servicios. Un policía destratado da un mal servicio de seguridad o comete abusos. Este tipo de censo es una herramienta fundamental para conocer en detalle la problemática”, dijo.
“Una de las preguntas del censo indaga sobre el uso del arma y el 82% dijo que nunca disparó un arma. Esto indica que no necesariamente el uso del arma es algo que sea permanente en la policía. En la concepción policial la cuestión del arma es una cuestión central, pero en la práctica observamos que no necesariamente esto es así. Esto indica que la policía, en el trabajo cotidiano, utiliza otras herramientas para la gestión de los asuntos de la seguridad y nos abre un espacio para trabajar mucho más en el perfeccionamiento y la profesionalización”, manifestó.
Por su parte, el director del programa de delito y Sociedad de la Universidad del Litoral, Máximo Sozzo, indicó que: “En primer lugar se puede decir que buena parte de los policías identifican a la corrupción como un problema importante dentro de la institución policial, 8 de cada 10 policías consideran que es un problema grave o muy grave. Al mismo tiempo, una buena parte de los y las policías al ser consultados sobre si en sus lugares de trabajo han experimentado trazos vinculados a mecanismos corruptos, responde que eso no es así. Sin embargo, 1.7 de cada 10 afirman que sí. Lo que nos da una muestra de la presencia de este problema donde hay que operar”.
Por otro lado, “la mitad de los policías señalan que denunciar hechos de corrupción puede ser objeto de represalia. Hay una cierta desconfianza sobre la posibilidad de denunciar, nuevamente ahí podemos ver el medio vaso lleno o el medio vaso vacío. La otra mitad considera que no existe esa posibilidad de la represalia, pero evidentemente ese también es otro componente fundamental que instala la cuestión de cómo construir política de control de la actividad policial que sean realmente efectivas y genere confianza para que los policías honestos puedan señalar la existencia de esos rastros o rasgos de corrupción”.
El censo consistió en un cuestionario obligatorio y online que los efectivos pudieron completar en cualquier momento del día, desde una computadora o celular y las respuestas eran encriptadas.