La asaltaron unos motochorros, gatillaron el arma y la bala no salió

Querían robarle el celular, se resistió y los delincuentes la golpearon. 

En San Luis la inseguridad parece no tener límite, ahora un nuevo episodio se suma a la ola de robos. Marisel Quiroga fue asaltada el sábado pasado por unos motochorros, cuando iba a comprar a la carnicería, que querían sacarle el celular, la mujer empezó a forcejear y el delincuente la tiró al piso, la apuntó con un arma y gatilló, por suerte la bala no salió.

Para Marisel lo que vivió el sábado, pasadas las 20:30 sobre la calle Ejercito de los Andes antes de llegar a la avenida Justo Daract, cerca de la Escuela "General José de San Martín", fue muy "traumático y angustiante".

Calle Ejercito de los Andes antes de llegar a la avenida Justo Daract.
Calle Ejercito de los Andes antes de llegar a la avenida Justo Daract.

En declaraciones a El Chorrillero ella contó que mientras se dirigía a realizar unas compras a una carnicería de la zona y fue interceptada por los malvivientes que circulaban en una moto 110 centímetros cúbicos, uno encapuchado y el otro con casco.

Todo comenzó cuando uno de los ladrones la abrazó por la espalda, la amenazó y le exigió que le diera el celular. La joven, inmediatamente empezó a gritar y a pedir ayuda. Por un instante se resistió y hubo un forcejeó entre ambos pero la gran contextura física del delincuente pudo más y la tiró al piso.

Luego él, sacó un arma de su cintura, le apuntó al torso y gatilló pero la bala nunca salió. Inmediatamente se levantó y huyó en la moto junto a su compañero que lo esperaba en el vehículo.

"Lo primero que hago es salir atrás de ellos pero me detuve porque tenía la pistola, ahí me dije a mi misma 'no sea cosa que me dispare otra vez'", comentó.

Fruto de la violenta disputa sufrió moretones en las piernas y algunas cortaduras en los brazos.

En el momento del robo y a pesar de que es una zona transitada por vehículos y suele haber efectivos policiales gracias a la actividad del colegio, no había nadie que la asistiera. Los únicos que salieron a auxiliarla fue una familia de una de las casas aledañas que le dijeron "agradecé que estás viva".

La mujer de 25 años volcó en las redes sociales lo que vivió y sostuvo “lo mucho que cuesta tener algo para que en un segundo no valga nada” “Solo pensar que sería de la vida de mis hijos sin mi es una pesadilla”, finalizó.