Fabián Cabrera, tiene 50 años y hace 19 que circula en una bicicleta, con unos cajones adaptados, en la que lleva las plantas y flores que vende en el centro puntano. Además decoran el paisaje y él da cátedra sobre su cuidado.
El Chorrillero entrevistó al reconocido hombre que se define así mismo como "plantero", y es oriundo de Buenos Aires pero desde su adolescencia reside en San Luis.
El procedimiento comercial que practica es simple, al igual que su trato con aquellos que le preguntan cómo hacer un injerto o cómo darle vida a las flores dañadas por el frío: consiste en una austera bicicleta que posiciona estantes con una amplia gama de opciones botánicas; las que van desde plantas de interiores y exteriores, hasta aromáticas y acuáticas.
En un compendio de ocho viveros produce las especies que luego traslada hacia el centro para su comercialización. Su esposa y su hija adolescente lo ayudan en el cuidado de las plantas que tanto ama.
"Yo le hablo a las plantas, ellas son seres vivos, sienten, sufren, por eso cuando vengo en mi bicicleta les digo: 'Chicas, no se hagan problema, van a salir y van a ir a otro lugar donde van a estar bien cuidadas'", describió sobre su profunda dedicación.
Pero además Cabrera no sólo se dedica a la venta, sino que realiza una especie de consultoría cuando sus clientes le traen fotografías de plantas dañadas, o directamente le llevan la especie, como si se tratara de un paciente. Sus consejos son prácticamente verdades absolutas para los amantes botánicos; sus palabras simulan las de un maestro en el arte del bonsái.
A lo largo de los años, Cabrera tejió una gran relación con los comerciantes de la zona. Lo mismo sucedió con su clientela y los consumidores que se van sumando día a día, lo que le genera una satisfacción muy grande.
"Trabajar en esto me pone la piel de gallina, estar constantemente con la gente es hermoso, no hay un momento en que esté desocupado porque cuando no estoy acá, estoy trabajando en los invernaderos", confesó y recordó emocionado algunas de sus anécdotas durante sus 19 años de dedicación. Algunos transeúntes le exclamaron: "Fabián, sos el rey de las plantas".