El miércoles Sergio Ubaldo Domínguez fue sentenciado a 18 años de prisión por la Justicia de Villa Mercedes en San Luis, por haber violado a su hijastro, al hermano de su pareja y a una nena de su familia. El hombre fue denunciado en abril de 2016, pero escapó de San Luis y anduvo, prófugo de la Justicia, por Córdoba, Rosario, Buenos Aires y Mendoza. Por un momento hubo riesgos de que quedara impune.
El juicio fue a puertas cerradas, porque los delitos que juzgaban eran de instancia privada y para proteger la identidad de las víctimas, ya que son menores.
Este miércoles, el violador hizo el último intento por zafar del castigo, porque antes de que la fiscalía y la defensa hicieran los alegatos, previos al veredicto, declaró ante el tribunal compuesto por los jueces Hugo Saá Petrino, Gustavo Miranda Folch y Fernando de Viana. Aseguró que era inocente. pero las pruebas reunidas contrastaron su relato.
Tras un fallo unánime por el tribunal, fue acusado por los abusos a los dos varones; sin embargo no hallaron pruebas suficientes para culparlo por las agresiones sexuales a la nena, explicó el fiscal de Cámara Fernando Rodríguez, tras la audiencia a El Diario de la República.
En su alegato, el fiscal Rodríguez acusó a Domínguez por los tres casos y solicitó que lo condenaran a 22 años de cárcel.
Durante el juicio, en las jornadas previas al veredicto, se repasaron todas las evidencias, testimonios y pruebas recolectadas en una investigación que duró tres años. El fiscal de Cámara comprobó que no solo de que el acusado, Domínguez, había cometido los abusos si no que había actuado como un depredador brutal, y que, salvo por el resultado de la muerte de la víctima. Este caso reveló la perversión del violador y recordó a todos, por su similitud, al de Florencia Di Marco; la nena violada y asesinada por su padrastro en marzo de 2017.
"Ahora, las condenas para el delito de abuso son de cumplimiento efectivo, si le dieron 18 años de prisión, tiene que cumplir los 18", destacó Rodríguez, el fiscal de Cámara y añadió que "antes –recordó–, a partir del cumplimiento de la mitad de la condena podían acceder a las salidas transitorias, y con los dos tercios de la pena cumplida, podían pedir la libertad condicional. Ahora tienen que cumplir la totalidad de la pena".
Por su parte Santiago Olivera Aguirre, el abogado representante de la familia, explicó: "La sentencia dictada por la Cámara receptó la prueba contundente y uniforme sobre los graves hechos de abuso sexual denunciados y adjudicados al imputado Domínguez".
"Durante tres días pudimos escuchar los informes médicos y las conclusiones de una Cámara Gesell –se refería a la entrevista psicológica a los menores abusados– con duros testimonios que describían hechos aberrantes relatados por los propias víctimas" manifestó el letrado.
Sergio Ubaldo Domínguez tiene su vivienda en la zona sur de la ciudad de San Luis, cerca de la Legislatura provincial. Ese domicilio fue el escenario de los terribles sometimientos. Además el perverso sometía a su pareja a la prostitución y ella fue quien lo denunció en abril de 2016.
A la sospecha de que había abusado de una nena –la niña le contó que la manoseaba en la zona genital– se le sumó la revelación del hijo de la mujer, que en ese momento tenía 15 años, de que su padrastro lo violaba desde que tenía 8. Unos días después, un hermano de la denunciante, de la misma edad que el otro chico, se animó a contar que a él le hacía lo mismo desde hacía tiempo. Los exámenes médicos constataron que los dos adolescentes habían sufrido acceso carnal.
"Se trata de vivencias que no olvidarán por el resto de sus vidas. El compromiso que como sociedad debemos asumir es la reinserción social de estos jóvenes, a quienes se les privó violenta y arbitrariamente del derecho a una infancia feliz" explicó el abogado de la familia.