Tiene 61 años, lo atropellaron y abandonaron cuando salía a trabajar: “Dios me ha salvado”

Se llama Pablo Barifusa y fue embestido cuando se dirigía a su puesto de diarios. Pide que el conductor que lo atropelló pague los daños.

Tiene 61 años, lo atropellaron y abandonaron cuando salía a trabajar: “Dios me ha salvado”
Pablo Washington Barifusa fue atropellado por un conductor que se dio a la fuga.

Después de estar internado por casi diez días, el canillita sanjuanino que fue atropellado y abandonado por un conductor que se dio a la fuga recibió el alta. Se trata de Pablo Washington Barifusa, quien se encuentra ya en su casa pero sufre hasta hacer algo tan normal como estornudar. “Me tapo la nariz para no hacerlo. El otro día no me dio tiempo, me vino de golpe el estornudo y sentí que me desmayaba del dolor, veía estrellitas”, confesó.

El hombre fue embestido por un Peugeot Partner en la puerta de la planta impresora de Diario de Cuyo, medio al que le dio la entrevista. El conductor, identificado como Luis Ochoa, se dio a la fuga y recién dos días después se entregó en la Policía, después de quedar acorralado por las cámaras de seguridad que lo habían captado.

“Ya no me interesa que venga a pedirme disculpas, antes capaz que sí. Ya sé que cárcel no le van a dar, pero que por lo menos me pague todo el daño que me está haciendo”, comentó.

Barifusa dice que se salvó de milagro. Ese día había ido a retirar los diarios que después vende en su humilde puestito céntrico. “Dios me ha salvado, por 20 centímetros no he muerto. Me ha agarrado con el retrovisor, porque si me choca de lleno no lo estaría contando”, señaló. Y agregó: “Nunca vi la camioneta. Caí boca abajo, no me podía ni mover. Sentí el ruido de las otras motos que se llevó por delante. Quizás iba borracho, amanecido, qué se yo. Ya le inicié acciones legales, que se encargue la Justicia”.

El hombre, quien vive en el Barrio Los Andes de Chimbas con su esposa y dos de sus tres hijos, contó que le quedan cuatro meses de recuperación, que los dolores no lo dejan ni moverse y que le aparecieron problemas de salud relacionados a su estado emocional que antes nunca tuvo.

“Yo nunca he tenido problemas de presión. Y también me salieron problemas de azúcar, se me suele ir a más de 300, me la tengo que andar controlando. Y no tengo dudas de que es por el estrés, por estar todo el tiempo pensando cómo seguir, cómo pagar las deudas. Acá nosotros comíamos con lo que yo laburaba al día... ¿y ahora?”, se quejó.