Susana María Pérez de 53 años murió en San Juan por una herida muy grave en la cabeza. En principio se pensaba que había sido de un hachazo recibido, pero después de investigaciones y pesquisas, confirmaron que la lesión fue producto de un escopetazo y que su marido maltratador fue el responsable.
El crimen sucedió en la noche del sábado en la vivienda de la mujer, en la calle Mendoza y calle 10 de Pocito. Allí vivía Pérez, oriunda de Lavalle, Mendoza, quien fue encontrada con una supuesta herida de hacha o machete y luego trasladada al hospital de Rawson donde confirmaron su deceso.
Según la investigación posterior (trabajaron en el lugar del hecho UFI CAVIG, de Delitos Especiales, Flagrancia, Criminalística, Bomberos y Canes, comandados por el fiscal Francisco Micheltorena) confirmaron que la grave lesión en verdad fue causada por un escopetazo, en consecuencia de un hecho de femicidio. Por lo cual, el marido de la mujer fue detenido tras resistirse al arresto.
Cuando la policía allanó su casa le hallaron un arma de fuego de fabricación casera, ‘tumbera’, y también un cartucho. Por lo que la primera hipótesis afirma que Pérez murió por un disparo en la cabeza, a corta distancia y sin resistirse. Y no descartan que el arma haya estado apoyada en la cabeza de la mujer al momento del disparo.
La pareja de la mendocina fue identificado como Antonio David Pelaitay, de 47 años, conocido como “El Cafetero” y oriundo del departamento Jáchal. Tendría conductas violentas bajo el efecto del alcohol.
Qué nivel de violencia tenía el marido
Para los vecinos “El cafetero” era un maltratador desde hacía tiempo. Según manifestaron los vecinos consultados por Tiempo de San Juan, “se lo escuchaba gritar mucho a su pareja y que hasta mató a un perro de un disparo”, dijo uno.
“Él venía con su carro y le tocaba bocina a la mujer para que le abriera el portón, si no lo hacía, la puteaba”, agregó.
Susana Pérez y Antonio David Pelaitay tenían un pequeño kiosco. La señora era panadera y hacía semitas y pan para vender, mientras que el hombre era cafetero. Salía con su carro a vender café al Hospital de Pocito, ubicado a unas cuadras de donde ocurrió el brutal femicidio.
“Ayer (por el sábado) estaba tomando (alcohol) conmigo después del partido y se puso re violento. Le dije que no tomara más porque tenía que manejar y se calentó. Yo le dije que se calmara. Lo tendría que haber hecho cagar e ir preso yo, porqué sabía lo que iba hacer después”, sostuvo el vecino que declaró, y concluyó: “Ella era muy buena, no tenía problemas con nadie. Quería mucho a mi hijo, cuando me enteré se me hizo un nudo en la garganta, no lo podía creer”, finalizó.